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"BLONDE" LA MEJOR FICCIÓN ES LA QUE DICE UN POCO LA VERDAD

Actualizado: 28 oct 2022

Todas las historias de ficción que nos cuentan, ya sea la narrativa literaria, las series, el cine, las telenovelas, y cualquier formato de televisión o de plataformas streaming y hasta los videojuegos, deben tener cierto grado de verosimilitud para crear empatía con el espectador.


No hay nada más poderoso que decir la verdad mintiendo o mentir diciendo partes de verdad.


Ficcionar una historia permite que sea más real, sobre todo cuando mezclas datos biográficos con tu propia interpretación, fantasía, o inspiración. Después de todo para entretener al público todo está permitido ¿Qué no? Lo importante es emocionar, y una emoción lo mismo encanta o conmueve que enoja o crea aversión.


La mejor forma de mentir es agregar algo de verdad, o parecer que dices la verdad cuando en realidad lo estás inventando. Y más, en plena era de la post verdad y el fake news.

Nos gusta que nos cuenten la verdad o la realidad con ficciones; y las ficciones con cierta lógica convencional de lo verdadero, es decir con verosimilitud. El tan cercano y famoso “está medio jalado, pero podría suceder… o me suena a que no es cierto, pero me gustaría que así fuera”.


Y esto es lo que hace Andrew Dominik, director de “Blonde” (2022) al adaptar la novela original de Joyce Carol Oates del mismo nombre (2010) a película, sobre la controversial muerte (y vida) de Marilyn Monroe.


Aunque la producción se llevó casi una década, parece que no es el éxito que esperaba Netflix. De acuerdo con sus datos de reproducción, “Blonde” logró en su primera semana solo 37 millones de horas de visionado, lo que supondría que 13 millones de cuentas como máximo habrían visto la cinta completa de casi 3 horas.


Para referenciar, si los contrastamos con los de “Lou” (2022) el thriller de Allison Janney (a quien bien le vendría una nominación al Oscar como mejor actriz) que en su segunda semana acumuló 46 millones de horas teniendo prácticamente la mitad de duración. A mí, no me parece tanta la diferencia, más lo que se acumule hacia el cierre de este mes.


Con independencia de su éxito o fracaso, es una película que se queda en el Bardo (dijera Inárritu: “Ni de aquí ni de allá”) entre ser una obra de arte o una vil jalada de mal gusto (o de esas que van una cuarta abajo del ombligo y hay quienes de esto hacen un arte).

Si no la has visto aquí se spoitlea un poco, así que tú sabes si sigues leyendo. A no ser que este texto te cree curiosidad por verla y si ya la viste, puedes criticarme a tu gusto en todo lo que no te parezca.


Y es que, si los fans de la Monroe, los expertos en todo, que pululan en redes sociales, sobre todo en Twitter, o los obsesivos de la objetividad, el documental y de la neta del planeta, esperan ver la más rigurosa biografía del mayor sex symbol del Hollywood de los 40s, 50s y los tempranos 60s, pues déjenme decirles que debieron leer bien la descripción que la misma plataforma da a este film: “Este retrato ficticio de Marilyn Monroe recrea libremente la tumultuosa vida privada de la leyenda de Hollywood... y el precio que tuvo que pagar por la fama”.


El verbo ficcionar da cuenta de este borroso límite entre la realidad (biografía, documentos que avalen un acontecimiento o noticia de la vida real, sea común y cotidiana o rara y extraordinaria) y la ficción, en tanto que designa el proceso por el cual un hecho de la realidad se convierte (total o parcialmente) en ficción. Que Tom Wolfe y Truman Capote hicieran tendencia en la literatura de mitad del XX.


Para fortuna del hombre, la ficcionalización es pues, la puesta en escena de la creatividad de la humanidad y como no existen límites para lo que puede ser espectacularizado, y por tanto del proceso creativo, en sí mismo, se le carga a la ficcionalidad con una estructura de doble significado o de polisemia. El contar historias reales o ficticias, es lo que hizo que el hombre dejara la cueva y llegara no sólo a la Luna sino a Marte.


Así el director de “Blonde”, utiliza el discurso referencial como inter texto de la realidad de la vida de Norma Jeane/Marilyn Monroe, va y viene entre su vida privada y pública como Norma y como Marilyn, respetando su compromiso con la realidad y la representación de ésta, pero sometiéndolo a la economía de la narración ficcional.


Y hasta pareciera que la misma Norma se obliga como personaje en la historia, a negar y a esconderse de Marilyn, como si se tratara de otra persona, que de hecho lo era. Algo parecido, guardada la proporción, también se ha dicho de Gloria Trevi.


Lo que es muy cierto es que ambas mujeres (Norma y Marilyn) en la ficción (en las mismas películas que hizo Marlilyn) y en la realidad, sufrieron todos los abusos y tipos de violencia de género posibles que menciona Galtung en su clasificación y nomenclatura: desde la violencia cultural (la misoginia y abuso del poderoso, el machismo del héroe deportivo, la violencia simbólica y psicológica del intelectual avergonzado y asumido superior); la estructural (Hollywood, su industria y el público) y la directa, física y verbal por parte de su madre, de otras mujeres y de sus amores y sus cuidadores como huérfana.


No haré un recuento de su biografía, se toman algunos puntos clave de la vida de Monroe para ubicar qué tanta ficción hay en la peli, o qué tanta verdad.


Gladys Pearl Baker (de soltera Monroe) quien por cierto nació en Piedras Negras Coahuila, tuvo dos hijos antes de Norma Jeane, divorciada del padre de éstos, había ganado la potestad de los menores, pero su ex, los secuestró y se los llevó con él. Desde aquí vemos la violencia ejercida hasta antes de nacer Monroe. En la película no se menciona nada sobre estos dos hermanos.


Ya divorciada y sin hijos, Gladys trabaja un rato en la industria del cine, cortando negativos de película, ahí conoce al padre de Marilyn, Martin Edward Mortensen, con quien se casa en 1924. El matrimonio es un fracaso y se separan a los meses de casados, divorciándose 4 años después.


Sin embrago, en 2022, pruebas de ADN indicaron que el padre de Monroe fue Charles Stanley Gifford, un supuesto compañero de trabajo de Gladys con quien tuvo una aventura en 1925.


Cuando Joyce escribió la novela o cuando Dominik hizo la peli, no sabía esto, pero pudo desde antes fantasear y aprovechar para ficcionar, el autor y luego el director, para dar cabida al misterioso Tycoon de Hollywood, que su madre le hace creer a Norma Jean de 7 años, es su padre.


Ni mental ni económicamente Gladys estaba hecha para tener hijos, como tampoco lo estuvo nunca la misma Marilyn, pero con todo eso, la primera infancia de la Monroe fue estable y feliz.


En el verano de 1933, Gladys compra una pequeña casa en Hollywood y se muda ahí junto a Norma Jeane, quien tenía siete años de edad. Esto macha con lo que nos dice la película.


En 1934, Gladys sufre un colapso de esquizofrenia paranoide y Norma Jeane queda al asilo de sus vecinos unos meses, con los que compartían casa como inquilinos, los actores George y Maude Atkinson. En este tiempo Norma pudo ser víctima de abuso sexual, pero esto no se ve en la película.


En “Blonde”, Norma queda bajo tutela del estado y en los hogares de acogida directamente, ésta es la licencia que el autor/director se permiten a modo de elipsis, para abreviar y en una misma secuencia se muestra que después del incidente de Gladys intentando ahogar a su hija en la bañera, en pleno ataque paranoide, Norma Jeane es ingresada en un orfanato.


De ahí p'al real, crecerá en distintos hogares mientras su madre se recupera de su inestable salud mental en un psiquiátrico y prácticamente no está al tanto de su hija después. Realidad y ficción se cumplen.


En la no ficción, en 1936, la amiga de su madre, Grace se vuelve su tutora legal, pero no la saca del orfanato hasta 1937. Norma Jean ya en casa de sus tutores legales, los Goddar, vuelve a sufrir abuso sexual por parte de Doc, el esposo de Grace.


Va y viene en períodos cortos con sus parientes y los amigos y parientes de Grace en Los Ángeles y Compton y​ vuelve a ser abusada a los doce años. Esto tampoco lo vemos en la película, y hubiera ayudado en mucho a entender la personalidad frágil, vulnerable y la adicción a las drogas de Marilyn.


De ahí la peli nos brinca a una Norma Jeane que ya sobresale como Pin Up en revistas locales y calendarios en los 40s y que ya se hace llamar Marilyn Monroe y ya muestra sus atributos físicos y comienza a explotar su estilo sexy y con esa aparente pero alevosa ingenuidad, que fue fantasía de muchos, y aún hoy.


No vemos que Marilyn se casó a los 16 años con el hijo de sus vecinos cuando no pudo irse con sus tutores legales, al emigrar estos de California a Virginia, y la Ley no les permitió sacarla del Estado.


Ni tampoco que en sus inicios como modelo fue descartada por la industria de la moda para fotografías de Haute Couture ya que no la consideraban adecuada, era demasiado provocativa (por no decir emputecida) y terminó en anuncios y revistas para hombres. ¿Así o más violencia estructural y cultural?


Después el film nos ubica a Marilyn y sus comienzos en el cine, fines de 40s y principios de 50s, su primera audición, que hace muy mal pero que de todos modos se queda con el papel y así hasta su protagónico en “Niagara” (1953).


Pasando por los favores sexuales que tuvo que hacerle a uno que otro ejecutivo picudo para que los directores le dieran chance de un contrato. Esto se supone fue real, el que haya sido así, como en la peli, no lo sabremos, que hasta el glande se le ve al director (¿Harry Cohn?) volvemos a la convención ficcional. No cabe duda que el morbo vende.


Luego conoce a DiMaggio cuando Marilyn intenta ir más allá de ser un sex symbol, rostro (y cuerpo) bonito de Hollywood y busca suerte en Nueva York para volverse una actriz seria.

¿Cuántas estrellas no han dejado California en busca de este sueño? Ó al revés, actores serios dejan Broadway y el out out Broadway para no morir de hambre y se van la soleada California.


El matrimonio con el ex pelotero no va muy bien y en menos de un año se divorcian, no sin antes propinarle DiMaggio una buena madriza a Marilyn por andar enseñando el calzón en la famosa escena del vestido blanco vaporoso, subiéndole las piernas en “La comezón del 7mo año” (The Seven Year Itch de 1955). Cuando le había prometido no volver hacer una película más de la rubia tonta y encueratriz. Compromisos son compromisos y los estudios de cine no perdonan. Esto macha bien ficción y realidad.


Despechada y dolida la Monroe hace audición para Elia Kazan en Nueva York y ahí conoce a su nuevo amor, el gran dramaturgo muy de moda entonces, Arthur Miller, uno de los tres nuevos trágicos al estilo griego de Esquilo, Sófocles y Eurípides (los otros dos eran o son Eugene O’Neill y Tennessee Williams).


El personaje de Magda para el que hace audición Marilyn en “Blonde” con la dirección de Kazan en NYC, debe referirse al de Magda o Maggie de “After de Fall” de Arthur Miller, que en realidad escribe el autor poco después de la muerte de Marilyn (agosto de 1962) y se estrena en 1964 en Broadway, y que si fue dirigida por Elia Kazan. Nuevas licencias literarias, artísticas y anacrónicas.


El intelectual tampoco resulta buen marido y se separan entre sus compromisos literarios y los de la Monroe en cine, y aunque Miller fue lo más cercano a un amor verdadero, escribe y adapta guiones para su esposa, se divorcian a lo mexicano o en fast track en 1961. (en chinga pues).


En “Blonde” vemos un intento de tener un hijo con Miller que Marilyn pierde en un aborto espontáneo. Aquí nuevamente se cumple la realidad. Aunque Miller no cumple su promesa de no escribir sobre ella nunca. Al menos no lo hace estando ella aún viva.


De ahí la peli nos pasa a JFK, y aunque se presenta más su relación con John, La Monroe se echó al plato a los dos hermanos (John y Robert Kennedy). La escena del blowjob de Marilyn al Mr. President, no diría está de más, más bien va más allá de lo escatológico, y recrea el abuso de poder y violencia del Poder sobre una mujer famosa, sex symbol, rubia, tonta y adicta.


Hoy todavía hay muchas teorías sobre si fue asesinato o suicidio la muerte de Marilyn y entre tantos documentales, lo más en claro que se obtiene, es que fue un poco de todo, nuevamente se mezcla ficción y realidad.


Fue un complot de la CIA, disfrazado de conexiones comunistas de Marilyn pues a Miller se le asoció con lo anti imperialista, con un embarazo no propio de Marilyn de JFK o una sobredosis por despecho amoroso cuando Bob da por terminada su relación, hasta un pasón, típico de las celebridades.


Ese cocktail se ve en la película y se da entender que hay un poco de todo, para ese entonces la Monroe apenas y podía sostenerse en pie y en sus últimas actuaciones en cine estaba más dopada que Michael Jackson antes de morir.


Entre el alucín y la cruda realidad, acaban los días de Monroe en 1962, más de un año antes del asesinato de JF. Kennedy.


Así pues, en la tierra del Mito, Marilyn Monroe se pasea en “Blonde” por todos los arquetipos Junguianos, o se acerca a ellos a fin de redibujar su vida y enfrentar la muerte para volverse la leyenda que hoy es. Nadie como ella en el Viaje del Héroe de Campbell.


Crece en la orfandad, (El Huérfano) un rato cuidada por su madre Gladys y después en hogares de acogida, hospicios y tutores. Aún muy joven se vuelve una Afrodita o Venus que desborda sexualidad, sensualidad, puro fuego y pasión, lo que implica una vida promiscua y de romances apasionados y retorcidos, como el que tienen con dos juniors hijos de famosos actores, Cass Chaplin, hijo de Charles Chaplin y Eddy G. Jr hijo de Edward G. Robison. (eso es más ficción que realidad) pero recrea la vulnerabilidad y pendejez de la Monroe con los hombres y su gran libido.


Esa Afrodita inventa un toque de ingenuidad del Inocente, o de rubia tonta sexy que disfruta el momento. Pero es una Afrodita, tan Persérfone, una mujer frágil, asustada y llena de inseguridades que es abusada y violada, física, emocional, laboral y por el sistema, la industria de Hollywood misógina y machista de ese entonces y hasta de hoy, del público y de sus parejas sentimentales y sus tutores de niña y adolescente.


Intenta ser Hera, casándose y con compromisos formales, incluso busca ser madre, Deméter (tres veces en la película) pero el destino no la dota para ello, ni en lo físico, ni emocional ni en lo mental. Disfruta la fama, Rompe Reglas y busca innovar, cambiar con una buena Aventurera o Explorer en el Hollywood clásico.


Deja Hollywood para volverse el Creador, y ser una actriz seria, se diría hasta intelectual (Sabio) en su relación con Arthur Miller.


Lo que no tiene lo busca en otros arquetipos poderosos de los demás. Quiere ser redimida y así va tras DiMaggio (El ex-deportista) el Héroe, que ella misma verbaliza con dicho sustantivo; el Sabio/Creador a través del Dramaturgo Arthur Miller y finalmente el arquetipo del Rey o el Ruler o Controlador, en la figura de J.F. Kennedy.


Es una niña aterrorizada de 30 años que huye y corre como tal, imagen muy bien ilustrada cuando encuentra el billete de dólar o 5 dólares y va feliz a dársela al delivery boy que entrega su osito Teddy.


Una artista superdotada cargada de conflictos, temores y pasiones desatadas; una niña que no dejó de huir hacia delante y que llegó a burlar a la propia muerte para convertirse en leyenda.


Tras una exhaustiva documentación, Joyce Carol Oates/Dominick, redibujan la vida interior de Norma Jeane Baker -la pequeña sin padre, la mujer dependiente de tranquilizantes y estimulantes, la actriz y amante malograda, la otra, la del espejo, la rubia idolatrada a la que el mundo llegó a conocer como Marilyn Monroe.


VER LINK TRAILER BLONDE (2022)

MARILYN CANTA A MR PRESIDENT.



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