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Foto del escritorjuaninchausteguic

DE LA POLIS GRIEGA A LA POLIS GLOCAL.


8 DE NOVIEMBRE 2022

Día mundial del urbanismo.


Se celebra en más de 30 países de cuatro continentes cada 8 de noviembre. Es un día donde se reconoce y promueve el papel de la planificación en la creación y manejo de comunidades urbanas sostenibles con el marco del ordenamiento regional al que pertenecen. En el que México no queda muy bien parado, basta ver los desastres que dejan los huracanes y temporadas de lluvias cada año en la mitad del país.


Es un día para reflexionar y para contemplar la planificación desde una perspectiva global, pues es un evento que apela a la conciencia de los ciudadanos y las autoridades públicas y llama la atención hacia el impacto ambiental que produce el desarrollo de ciudades y territorios.


Esto nos lleva a pensar en las Polis griegas, que aparecieron alrededor del siglo VIII a. C. Eran una de las características que mejor definían la civilización griega porque representaban el centro político, cultural y ciudadano de la sociedad griega.


Cada una de estas ciudades-Estado se consideraba como una especie de nación separada e independiente y denominaba «extranjeros» a los habitantes de las demás polis.

A pesar de esta autonomía e independencia, todas se consideraban parte de una misma civilización. Este sentimiento estaba basado en una lengua y una religión comunes, una tradición legendaria y grandes creaciones culturales en los campos del arte, literatura, ciencia y filosofía.


Estas ciudades-Estado, se constituían por características y fundamentos muy parecidas a las que pretenden las grandes urbes de hoy, sobre todo en su búsqueda por ser sostenibles, responsables y comprometidas con el bienestar de sus ciudadanos de ahora y de los que vendrán después:


1.- Extensión territorial reducida, con un núcleo urbano en el que se situaba el centro político, administrativo, comercial y religioso y un pequeño territorio rural para pastos y cultivos. Su extensión media solía ser de 80-90 km2 con alrededor de 3.000-5.000 habitantes lo que permitía que se conocieran todos entre sí. Las únicas polis que consiguieron dominar extensiones considerables fueron Atenas y Esparta, las dos grandes potencias del mundo heleno.


Esto ya es imposible hoy, ya que nuestras grandes ciudades han crecido sin mesura y rebasan por mucho en territorio y población esta característica. Por ejemplo, en la Ciudad de México, la alcaldía Cuauhtémoc supera el medio millón de habitantes en una superficie de 32.44 Km2.


Sin embargo, el valor mítico o simbólico de las Polis en nuestros días radica en la búsqueda o pretensión del hombre actual de vivir en ciudades cada vez más planificadas, incluso creadas y manejadas como comunidades urbanas sostenibles.


Es un intento para diseñar y planificar las ciudades por el bien común, así como crear zonas recreativas, y tomar medidas para descongestionar las áreas superpobladas y disminuir la contaminación del aire y del agua. Del modo en que lo hacían los antiguos griegos. Maestros de la armonía, la estética, la salud física y mental y la templanza.


2.- Independencia económica. Cada “polis” producía lo suficiente para alimentar a su población. En un mundo globalizado también es muy difícil lograr esta autonomía en el consumo. Sobre todo, cuando mucho de lo que nos alimenta cada día proviene desde muy lejos e implica además del costo económico y político, la huella de carbono provocada por el traslado de estos insumos. Sin embargo, el nuevo urbanismo justo busca volver a esas formas de auto suficiencia alimenticia en lo público y en lo personal. Esto es algo que poco ha llegado a México, algo se ve en las azoteas verdes o huertos urbanos que algo proveen del alimento al menos individual o en pequeña escala.


3.-Independencia política. Las polis eran libres, no estaban sometidas a otra ciudad ni a ningún poder extranjero. Nuestras ciudades buscan al menos en lo inmediato y práctico ejercer su rumbo y organización de manera independiente, pensemos en las comunidades autónomas españolas o las delegaciones de CDMX. Mucha de la organización de municipios en estados, de nuestro país sería mejor si pertenecieran al estado vecino con quien comparten frontera y no solo obedecer a la división político, geográfica e histórica. Pero supongo eso es parte del negocio sucio de los gobernantes sobre todo de estados como Chiapas, Oaxaca, Puebla y Edomex que llegan a ser cientos de municipios.

Si bien el mundo actual requiere de una organización política mundial porque los problemas y asuntos son de todo el globo, es necesario en el interior, en lo micro de lo macro tener independencia en la gobernanza de cada ciudad dentro de cada estado y de cada país.

Para pensar mejor y tomar mejores decisiones y evitar una hegemonía que beneficie más a externos que a los ciudadanos de cada localidad o ciudad. De modo que lo global no es tan global y tiene que ser local, Glocal, porque se debe conservar la identidad y personalidad de la región, de la zona geográfica, del lugar específico y particular en que vive, piensa y se desarrolla cada cultura al momento de decidir y organizarse para cubrir sus necesidades.


4.- Estructura social formada por ciudadanos (con derechos) y esclavos (sin derechos). Esta es una característica delicada, dado que, si bien ya no existe la esclavitud y en teoría cualquier ciudadano de hoy tiene derechos resguardados por el estado, existen nuevas prácticas y formas violatorias de éstas garantías.


Los “esclavos” ahora cobran un sueldo sea en una oficina como Godínez o como “muchachas” ayudantes del servicio en casa, entre otras maneras de explotación; desde la fuerza física y el trabajo más operativo y práctico, hasta el fragmento intelectual más profesionalizado y especializado que engrana perfecto en la maquinaria del “cognitariado” neoliberal. Y en lugar de grilletes ahora tenemos todos un Smartphone.


Finalmente, sigue imperando el establecimiento de roles sociales específicos para cada estrato social que funcionan más o menos a la perfección con nuevos modos simbólicos y nuevas convenciones, llámese esclavitud o no, en donde el que tiene el dinero tiene el poder, venga de donde venga y se rinde culto a tener dinero, aunque no se tenga educación y no sólo académica sino de los valores humanos más básicos que de la sensibilidad para sentir empatía y compasión (en el sentido budista) con el prójimo sobre todo el más desfavorecido.


5.-Gran espíritu cívico, respeto por la ley e importante participación de los ciudadanos en los asuntos de la comunidad. En pleno 2022, esto es más una aspiración que una realidad por convicción. Por más convocatoria al próximo 13 de noviembre a la marcha anti reforma electoral anti amlo en el Ángel de la Independencia, no deja de ser un gran simulacro democrático que no redunda en nada significativo, después de todo en México todo es una gran representación.


Nuestros ciudadanos de las grandes urbes respetan la ley más por la coerción que esta implica que por un espíritu de respeto y civilidad, aunque hay honrosas excepciones. Aunque en países como el nuestro, es tal la impunidad, que se cometen delitos a diario, como los más de 10 feminicidios por día, y muy pocas veces se recibe un castigo o una condena de cárcel.


También es cierto que cada vez más, los ciudadanos se interesan y agrupan en comunidades que buscan la mejora en la convivencia y el equilibro con el planeta, tras el cambio climático y sus consecuencias cada vez más evidentes.


La pandemia de Covid 19 debió ser un parteaguas en la búsqueda de lo solidario, participativo, respeto y tolerancia del entorno, de los otros y el cumplimiento de un verdadero estado de derecho y hasta hoy no se ha visto claro, ¿O sí? Recuerden que las vacunas terminaron siendo un negociazo para los laboratorios monopólicos y así como que mucha solidaridad con los países pobres no se ha visto.


6.-Leyenda fundacional y fiestas y tradiciones propias. Nuestra civilización ha construido mucho capital cultural, social y hoy forman parte de un universo simbólico de interacción de imágenes, historias, leyendas urbanas y demás paradigmas que estructuran nuestra mente y dan sentido a nuestra realidad cotidiana. La mayoría de las ciudades tienen un mito fundacional a partir del cual crean y recrean su vida presente, pasada y futura.


Lisboa, la capital de Portugal fue fundada por los fenicios. Aunque según la leyenda, que convierte Lisboa en griega. Ulises fundó la ciudad tras su vuelta de la guerra de Troya. De hecho, los griegos conocían Lisboa como Olissipo. La leyenda cuenta que cuando Ulises partió de nuevo, Orphiussa, que estaba enamorada del héroe, enfureció de tal forma que furiosa sacudió la tierra formando las siete colinas de la ciudad. Como este ejemplo hay muchos de distintas ciudades del mundo.


Según la mitología mexica, Huitzilopochtli, ordenó a su pueblo que fundara su reino donde estuviera “un águila parada sobre un nopal devorando una serpiente”, hecho que diversas fuentes sitúan el 13 de marzo de 1325 y que se considera como la fecha de fundación de la antigua capital azteca.


Los orígenes de la ciudad de Barcelona son inciertos. Hay dos leyendas, una romana y otra cartaginesa, que atribuyen a las respectivas invasiones la fundación de Barcelona. La leyenda romana dice que fue fundada por Hércules, quien, habiéndose unido a Jasón y los argonautas, recibe el encargo de buscar la novena barca de la flota, perdida durante una tormenta. Finalmente encuentra la Barca Nona en las colinas de un monte, que hoy es llamado Montjuic. Tanto les gustó el sitio a todos, que decidieron fundar una ciudad a la que llamaron Barcanona.


Los cartagineses, por su parte, atribuyen la fundación a Amílcar Barca, padre de Aníbal, al mando del ejército cartaginés que, durante la Segunda Guerra Púnica, tomó la ciudad en la que en ese momento habitaban los layetanos (íberos). La leyenda dice que en el año 230 se produjo la nueva fundación, con el nombre de Barkenon o Barcelino. El nombre provendría de Barca. Cuando los romanos invadieron la península le dieron a la ciudad el nombre de Colonia Julia Augusta Paterna Faventia Barcino, en el 218 a. C.


Estos son solo ejemplos, pero es todo un hecho que el mito fundacional no solo de las ciudades sino de todo, hasta de las marcas son claves para el impacto, funcionamiento y éxito de cualquier organización humana, corporativo o civilización.


7.-Culto religioso común. Aunque hoy en las grandes metrópolis no existe una sola religión en común, más bien, son varias conviviendo en un mismo espacio. Si es común la necesidad de la práctica religiosa compartida por fieles comunes. Desde el predominio de la judeocristiana en occidente, hasta la adopción en invasión migrante del islam en Europa; el islam en oriente medio, África y Asia; las hinduistas, budistas y maoístas en oriente y en cualquier parte del globo. Bastaría con preguntarnos ¿cuál es la religión de Nueva York o de Londres?


El culto religioso cumple su función en la consolidación de un sistema de valores que permita, por un lado, la cohesión del grupo social en función de un proyecto común, y por el otro, crear cierto grado de satisfacción espiritual mediante la fe para superar el sufrimiento y alcanzar la felicidad.


Todas las religiones tienen sus bases y fundamentos en relatos simbólicos/históricos llamados mitos, entendiendo como mito un relato que explica el origen de la vida, la justificación de su estado y su proyección de futuro.


Todas las religiones están sustentadas en diversas corrientes de pensamiento que intentan explicar quiénes somos y por qué hemos venido al mundo.


En las culturas con escritura, las religiones están basadas en textos de carácter sagrado, que convocan a sus seguidores en torno a una misma comunidad espiritual. La biblia, el Coran, La Torá, el Popol Vuh, las Vedas, El Canon Pali o Tripitaka, entre otros, rigen a la gran mayoría a los practicantes y creyentes de todo el mundo.


Estos 7 aspectos de la Polis Griega, origen de nuestros modos actuales de organización social, política, económica y religiosa siguen estando presentes en nuestras civilizaciones. Hoy, día Mundial del Urbanismo es una perfecta ocasión para reflexionar sobre los espacios y territorios en que seguimos construyendo nuestro mundo, repensar y replantear los que ya existen o están construidos para recuperarlos y encontrar el mejor modo para que sean realmente habitables en todo el sentido de la palabra.


Sobre todo, de re pensar, re aprender y replantear que existe una escisión entre territorio, identidad y cultura, causada por la falta de apropiación e integración del espacio público; es decir, vivimos un espacio público disgregado, incluso fragmentado.


Esto ha sido provocado en gran medida por el retorno a la ciudad centro (por el crecimiento vertical) que genera una ciudad con carácter disgregado-fragmentado.


Los desarrollos inmobiliarios recién construidos no cuentan con los espacios arquitectónicos mínimos (especificados en las normas de construcción y vivienda de la Ciudad de México) para que una vivienda sea habitable, tanto en su diseño arquitectónico, como en el entorno urbano y su espacio de convivencia, vida comunitaria y recreación, en particular las plazas y parques.


No hay una integración entre el complejo inmobiliario y el entorno urbano. Los planes de renovación urbana modifican la forma de apropiación y uso que tiene el espacio público; no hay una estrategia, plan o iniciativa, para que los capitalinos se sientan identificados con el entorno urbano.


Los malestares del espacio público en la Ciudad de México se deben a la falta de identificación con el mismo; en este sentido, se han creado espacios carentes de significados e identificaciones.


La expansión de la mancha urbana, el retorno a la ciudad centro, la creación y el mejoramiento de espacios recreativos (como los parques de bolsillo), la reterritorialización empresarial, entre otros, provocan una pérdida de significados de la ciudad.

La sociedad líquida y la industria cultural nos vendió la idea de vivir la experiencia mediante la construcción de lugares privados que ofrezcan diversión de consumo (como centros comerciales, parques temáticos, hoteles all inclusive etc) y resta importancia a la apropiación y el uso del espacio público. Y se han quedado en manos de los narcos y mafiosos.


Así, el habitante, al que le imponen un deseo de satisfacción consumista, prefiere pasear en un centro comercial que apropiarse de las posibilidades que le ofrece la ciudad como espacio recreativo.


Ahora está muy de moda las licenciaturas e ingenierías en urbanismo, diseño del espacio arquitectónico y otros nombres salidos como de un videojuego de RA, o del argot cyber de algún neo académico, de esos que inventaron el stress hídrico, la huella de carbono, el punto de no retorno, la basuraleza, ecoansiedad, reisudo cero, ecofriendly, sabanización, mitigación climática, entre muchas otras. Pues pónganse a trabajar y a recuperar nuestras ciudades y diseñar las nuevas pensando en el futuro.


Recuperemos el espacio público, seamos parte de él y hagámoslo propio, nuestro, de todos.

The Line, la ciudad del futuro en Arabia Saudita





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