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EL MITO DE SÍSIFO, AMLO Y LA 4T

Actualizado: 13 nov 2020

Por Juan Incháustegui



Sísifo fundó el reino de Corinto. Era astuto, mentiroso, ambicioso, arrogante, tanto que se creyó inmortal. Engañaba a los dioses y recurría a cualquier forma para sus fines. Zeus y Hades enojados por las tretas de Sísifo, deciden imponerle un castigo ejemplar.

Este consistía en subir una pesada piedra por la ladera de una montaña empinada. Y cuando estuviera a punto de llegar a la cima, la gran roca caería hacia el valle, para que él nuevamente volviera a subirla. Esto tendría que repetirse sucesivamente por toda la eternidad.

Como en el mito de Sísifo, AMLO intenta colocar la piedra de la 4T en la cima cada día. Cuando cree que casi lo logra, se le derrumba y se encuentra de nuevo en la base, como castigo a su incesante e inútil esfuerzo de creerse el mesías que transformaría México.

La 4T se ha vuelto un eterno subir y bajar sin sentido e inútil, de manera indefinida, en medio de un México dividido y partido en más de dos mitades. Por un lado, una derecha conservadora violenta y también dividida, a lado de una izquierda otra-partidista, cada vez menos izquierda.

Y por el otro, más de la mitad de los pobres del país, y otro tanto de la clase media arrepentida y desapareciendo que votaron por él y por los cuales hizo enfadar a los dioses de la mafia del poder.

Estos habitantes del Corinto Mexicano, estamos cada vez más indiferentes o de plano en rompan filas y sálvese quien pueda; cuando Choco-Sísifo, nos intercambió la confianza de nuestro voto por una transformación.

En el mito griego, Sísifo, fue testigo del secuestro de Egina, una ninfa, por parte de Zeus. Decide guardar silencio frente al hecho, para usarlo en su favor. Ese momento llega, cuando Asopo, dios de los ríos y padre de la ninfa llega a Corinto preguntando por ella.

Sísifo encuentra su oportunidad para proponerle un intercambio: el secreto, a cambio de una fuente de agua dulce para Corinto. Asopo acepta. Sísifo le dice como inundar las tierras para descubrir a Zeus con su hija en el bosque, este que estaba desarmado huye avergonzado y sólo se salva convirtiéndose en piedra.

Esos ríos de votos que en 2018 colocaron a AMLO en Palacio Nacional. Y que no venían de una sola fuente de agua dulce y Morena, sino que eran fluidos variopintos del PT, PES y Verde Ecologista.

Votos intercambiados por encabezar por 18 años el desenmascaramiento de la villanía del poderoso omnipotente y abusivo PRIAN. Dejándolo fosilizado, por conservador y por prácticas antiguas ya sedimentadas y corruptas de siempre. Y quien sabe porque otros tantos secretos que el “peje” les sabe y el acuerdo fue dejarlo ahora a él gobernar.

Irónicamente se volvieron ríos de corrupción que inundaron literalmente y alegóricamente Tabasco y de manera específica Macuspana, cuna de nuestro Sísifo.

Ya en el poder, AMLO prometió ser distinto y cambiar México, y como buen Sísifo nos volvió a dar “Prian” con lo mismo.

Se enfrenta cada día a las trampas del panteón de los dioses “machuchones” que traicionó o a los que no les cumplió negociaciones, ante una ya absurda, cuestionada, y resignada 4ta Transformación.

Soporta pruebas y castigos para conseguir aparentes libertades, ciertos beneficios y logros, de los dioses, sus adversarios: Salinas, Fox, Calderón, Peña Nieto, el Olimpo Prian, a los que algo quedó a deber y a quienes pretende desenmascarar preguntando al pueblo si deben ir a juicio o no, utilizando sus tretas de siempre: mintiendo, traicionando y rebasando límites.

Siguiendo el mito griego, al enterarse, Zeus entra en cólera y envía a Tánatos, dios de la muerte, para que dé muerte a Sísifo. Sísifo lo recibe amablemente y lo invita a comer en una celda, en la que lo sorprende haciéndolo prisionero.

Por un largo tiempo, nadie muere en la tierra y el que ahora entra en cólera es Hades, dios del inframundo. Este a exige a Zeus (su hermano) que resuelva la situación.

Como no es posible al menos hasta hoy, ver a AMLO destruido vía Tánatos, ya vimos que ni el Covid 19 puede con él, y hasta lo desafió rompiendo la cuarentena al recorrer medio país sin tapabocas en plena pandemia.

AMLO secuestra a Tánatos para hacernos creer que su 4T traerá la muerte de las viejas prácticas y formas corruptas del sistema, incluso promete que dejará de haber muertos por el narco, feminicidios y toda violencia de género, además del cese de otras injusticias y desigualdades en el país.

Hades (PAN) se enoja, a través de ese espectro de fuerzas políticas ahora invisibles y debilitadas del patriarcado compartido con su hermano Zeus (PRI) de viejos gobiernos de abusos y omnipotencia. Donde, siempre se repartieron los reinos del cielo y el inframundo, lo lícito e ilícito a la hora de gobernar al país. Dejando de lado a su hermano Poseidón, el de las aguas profundas del mar, (incluidos los ríos) de la transparente 4T. Pero también de las veleidades del carácter del hombre emocional y enemigo implacable que representa AMLO.

Pero sobre todo se enoja en su rol de Plutón (ya latinizado) el arquetipo del rico, que hoy se siente despojado y relegado ya que no puede llevar más “muertos” de hambre, pobres y jodidos a su reino donde es poderoso. El PAN siempre asociado a la “gente bien” y rica del país y que durante su gobierno fue productor de nuevos ricos que se mudaron de barrios clase media a Bosques de las Lomas, Polanco, San Ángel y El Pedregal.

Entonces, Zeus envía a Ares, dios de la guerra, para que libere a Tánatos y conduzca a Sísifo al inframundo. Con anticipación Sísifo había pedido a su esposa que cuando muriera no le rindiera honras fúnebres. Y ésta lo cumple.

A AMLO le llegó Ares, a hacerle la guerra, con su enojo y su violencia (como buen hijo rechazado por el poder ahora de otro padre celestial moreno) a través de FRENAAA para intentar acabar con él.

Esta reacción más emocional que efectiva que encarna la casi otra mitad inconforme del país, movida por la sed de volver a estar encima, ese lugar privilegiado donde siempre estuvo y desde el cual mantenía su hegemonía y riqueza. Aunque en ello pueda salir mal herido y terminar perdiendo más de lo que logre, sea para sus seguidores legítimos o para el mismo partido que la auspicia.

Aunque mucho se ha dicho que este movimiento no sólo es de “fifís” sino que implica otros perfiles de gente “chaira” ya harta de AMLO, la clase media deprimida y en proceso de desaparición que votó por él y hasta indígenas tarahumaras.

FRENAAA también nos deja ver el espectro de Hades en su rol del secuestrador (De Perséfone) como padre autoritario y puritano que cubre apariencias de familia perfecta cuando en realidad es incestuoso y violador. Manipula la realidad para dejarse ver protegiendo una causa de víctimas vulnerables e indefensas de AMLO cuando en realidad se aprovecha y abusa de ellas.

Así, secuestra una paz y tranquilidad de la ciudad con caravanas en coche y ahora en casas de campaña y el zócalo lleno intentando llevarnos al mundo de la sombra. El mundo oscuro de la sospecha, el embaucamiento, el acarreo, la apariencia y la simulación. Moviéndonos desde esa parte de la psique humana que tiene que ver con el instinto y los impulsos sin pensar en las consecuencias, como una forma casi de supervivencia antes de llegar a convertirnos en Venezuela.

Al igual que Sísifo, AMLO se niega a rendirle pleitesía al dios de los ricos y pide a su esposa que no haga espavientos ante Plutón. Que muestre aparente modestia y austeridad hasta en sus vestidos para dar el grito de Independencia; y a toda su corte y él mismo viajar en vuelos comerciales; rifar y vender un avión que simboliza el lujo desmedido en que vivía la supremacista elite del poder. Aunque también la manda al Vaticano a pelear Códices y penachos para no devolverlos.

Nos hace ver a la jefa de gobierno de la CDMX trapear los microbuses, los sábados y demás populismos incoherentes, cuando vemos a su nieto nacer en un hospital privado en Houston y no en el IMSS o el éxito de la marca de chocolates de sus hijos que abren su primera tienda en el centro de ciudad, en menos de un año de ser “emprendedores”.

Ya en el inframundo, Sísifo empezó a quejarse con Hades porque su esposa no cumplía con el deber sagrado de rendirle honra fúnebre. Hades lo ignoró en principio, pero debido a su insistencia le otorgó el favor de volver a la vida para reprender a su esposa por tal ofensa.

Por supuesto, Sísifo tenía planeado de antemano no regresar al inframundo. Vivió por muchos años hasta que finalmente accedió a ser regresado por Tánatos al inframundo.

Como Sísifo, como máximo castigo por sus continuas traiciones y engaños, AMLO queda ciego e incapaz de verse a sí mismo y entender el mundo y llegar al absurdo y la estupidez. Es el hombre rebelde frente al mundo que enfrenta la incomprensión y se siente el único que puede hacerlo, el elegido para eso. Ya que ni en su equipo delega y confía y sólo se rodea de quienes lo aplaudan y no lo cuestionen. ¿Será que en el fondo es consciente de su ineptitud e inutilidad indefinida?

Así resulta muy alto el precio a pagar, ser el héroe absurdo definitivo, por desafiar los límites impuestos por los conservadores dioses y mafia del poder neoliberal. Por soberbio, mesiánico y su intención de ser un héroe inmortal. Y un héroe del pasado no de hoy, un héroe de La Reforma y el caudillismo.


AMLO experimenta su triunfo y libertad por un tiempo corto, cuando ha terminado de empujar la piedra y aun no tiene que volver a empezar (cuando extradita a Lozoya, o encarcelan a García Luna, cuando revive la utopía del tren maya o dice salir victorioso de un nuevo tratado de libre comercio) ahí disfruta del paisaje y se siente edificante.


Pero cuando la piedra se vuelve rodando hasta el principio, tiene que volver a empezar, cuando salen los videos de su hermano recibiendo dinero del pueblo “apoyado su causa”, los casi 100 mil muertos de Covid 19 o los niños con cáncer y sin medicamentos, o saliendo a decir que se robaron los medicamentos de la bodega donde los tenían, su visita infructuosa a Tabasco inundado, su negativa a reconocer a un Biden ya electo. ¿Será que en ese momento trágico se da cuenta de lo inútil de su esfuerzo, de su condición miserable?


No tiene esperanza, pero “no hay destino que no se venza con el desprecio” y el rechazo de una realidad que está más que asomada frente a nosotros. Y aferrarse a su propia verdad, creerse las mentiras que él mismo se ha inventado y negar lo que no reafirme su pretendida realidad. Por eso siempre tiene otros datos y una mañanera diaria (ya hasta de 3 horas y media) para decirse que vamos bien e imaginarnos felices.


Reconocer la verdad la conquistaría; pero es preferible el aferre de sus creencias y sostener su verdad. Sísifo, igual que el absurdo AMLO continúa empujando.


¿Están condenados los políticos que aspiran a un cargo, con la búsqueda del poder como una "cosa vacía", a rodar la roca arriba del cerro, ya sin sentido? ¿es el absurdo la única esperanza que fundamente el mañana? Aquí pensemos en Camus.


Cuando Sísifo reconoce la futilidad de su tarea y la certeza de su destino, es liberado para darse cuenta de lo absurdo de su situación y para llegar a un estado de aceptación.

Después de todo, la conciencia de su sensibilidad absurda, también es un acto creativo que da lugar a nuevos intentos y formas de ver y construir la realidad. Nuevas formas de civilización, nuevas leyes, nuevas formas de gobernar, nuevas estrategias para una verdadera transformación. Que no dependa de un solo hombre, pues ya vimos que no hay mejor castigo a la soberbia, el orgullo y la obstinación que el trabajo inútil y absurdo.


Para contrarrestar el influjo de este arquetipo del héroe absurdo, es necesaria la humildad, saber reconocer los errores, redirigir el rumbo, aceptar los aciertos, aunque vengan de otros sexenios y no destruir lo anterior por el mero hecho de venir de tu adversario. Sobre todo, reconocer en el otro una opinión digna de escucharse y considerarse y no pretender que los tabasqueños y los noticieros dejen de subir videos a la red o den noticias sobre Tabasco inundado porque solo quieren “desprestigiar a la 4T”.


La transformación debe contemplar la mirada de todo y todos, no es una revancha de los pobres y resentidos, ni una cruzada para acabar con los más pudientes del país. No todos los que nuestro Sísifo llama "fifís", han construido patrimonio de dinero mal habido. Ni todos los "chairos" o pobres por el mero hecho de serlo son gente decente que ha sido engañada o traicionada por la mafia del poder. No es dividiendo al país en flancos o etiquetando grupos como se le cambia.


No es lo mismo desear o ambicionar algo que tener o saber usar la razón para alcanzarlo; querer no es poder ni hacerlo bien. Aunque para AMLO baste con ser honestos, no es necesario saber o tener talento y no se tenga la menor idea de lo que se tiene qué hacer.


Finalmente, el mito ahí no termina. Zeus ya recuperado en el Olimpo, arremete contra Asopo y hace que su río retroceda hasta su cauce enviando sus rayos mortales y quemando el lecho del río.

Sísifo vivió muchos años y se salió con la suya durante un tiempo, pero finalmente fue regresado por Tánatos al inframundo y los dioses de siempre siguieron omnipotentes gobernando con sus abusos y caprichos de siempre.


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Juan Incháustegui
Juan Incháustegui
Nov 14, 2020

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