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EL MITO Y ARQUETIPO DEL UNDERDOG: COBRA KAI (PARTE 2)

Por Juan Incháustegui


El mito del débil venciendo al fuerte (David y Goliat), el huérfano, el desamparado, el underdog, el perdedor, representan motivaciones que se acomodan con facilidad en nuestras mentes y emociones de manera inconsciente. Nos hacen sentido y explican nuestras motivadores más básicos y por ello tienen poder de ser internalizados y asumidos como nuestras verdades.


Lo que realmente está detrás de la historia de David y Goliat, es que David consiguió ganar haciendo imponer sus virtudes sobre las de su adversario, con el que se encontraba en casi igualdad de condiciones.


Goliat lo habría destrozado en un combate cuerpo a cuerpo, pero probablemente David era un virtuoso de la honda. Lo que hace parecer fuerte a Goliat es su mayor debilidad. La fortaleza es sólo una apariencia, todos los Goliat tienen importantes puntos débiles que un enemigo aguerrido puede descubrir y aprovechar.


Esto es lo que hace Daniel LaRusso (Ralph Macchio) en Karate Kid en los 80s, con las enseñanzas de Miyagi, y en la actualidad se repite en los nuevos personajes de la serie, pero de modo invertido.


Ahora es Johnny, el protagonista de Cobra Kai (William Zabka), el looser, el débil quien entrena a los niños buleados perdedores de la secundaria y los hace perder el miedo y enfrentarse al fuerte.


En el arquetipo, el huérfano se siente decepcionado y/o traicionado. A partir de las heridas y del dolor que estas implican, se decide a crecer como persona. Sabe que desea ser cuidado y atendido, un deseo natural para el niño que lleva en su interior.


Quiere que otras personas o el mismo Dios se ocupen de él, pero se da cuenta que nadie vendrá a cuidarlo o rescatarlo. Tendrá que hacerlo él mismo.


Deja correr sus sentimientos de decepción, dolor y escepticismo, siente su propia impotencia e ineptitud. Se une a un grupo de personas que se sienten igual que él, se ponen de acuerdo para ofrecerse apoyo mutuo y compartir sus sentimientos y descubrimientos.


En Cobra Kai, los personajes perdedores se buscan entre sí para fortalecerse, unos a otros. Los del pasado con los nuevos. Lo que logra la vinculación de la generación X con sus hijos y acerca a los Millennians.


Johnny recupera su auto-estima y endereza el camino ayudando a un adolescente latino, Miguel (Xolo Maridueña) que sufre bullying y éste obtiene el respeto de sus abusadores del colegio, además el protagonista repara su fallido rol paternal.


Daniel, ahora ganador (en apariencia) parece haber perdido el equilibrio y estarse volviendo engreído y abusador, un destino muy propio de la Sombra del Huérfano.


Se siente perdido y añora a su niño interior. Siente nostalgia y la falta de su mentor ochentero. Empieza a utilizar estrategias que el Señor Miyagi no aprobaría, cuando se encuentra de nuevo con su rival del pasado.


Y también vemos un apoyo mutuo, al abrir su dojo inspirado en su mentor japonés recupera la armonía de su vida y entrena y endereza la vida torcida de Robby (Tanner Buchanan) hijo de su gran enemigo y Robby a su vez descubre la paternidad que le ha faltado de Johnny, su verdadero padre.

Los americanos llaman el underdog effect (literalmente el efecto del perro débil). Y consiste en el fenómeno que tiene ver con la inclinación de “irle al perdedor”, desde los cuentos de hadas (la cenicienta triunfando sobre las hermanastras), hasta la política (el pequeño Barak Obama compitiendo contra la dinastía Bush), en la literatura (JK Rowling y la historia de cómo publicó Harry Potter) entre otros ejemplos.

Las razones de por qué le apostamos emocionalmente al débil son sólo un espejo de cómo funcionamos como seres humanos y aquí de nuevo el pensamiento mítico y simbólico nos explica:

1.– Irle al débil maximiza mi utilidad emocional. El que el menos favorito (pero mi favorito) gane a pesar de las circunstancias adversas me brinda una mayor ganancia emocional.

2.– Los débiles nos gustan más porque tenemos la percepción (que muchas veces no es verdad) de que se esfuerzan más, trabajan más fuerte, son más inventivos. Hacen más con menos.

3.– Nos reflejamos con nosotros mismos. Sacamos a flote nuestras inseguridades. Todos en algún aspecto de nuestra vida somos los débiles o los menos favoritos.

4.– A los débiles les preocupa menos lo que piensa la gente y están menos preocupados por llenar las expectativas de alguien más y se enfocan en hacer un buen trabajo para satisfacer sus propias expectativas.

5.– Los débiles disfrutan más el juego. Lo hacen más entretenido para todos.

La serie nos ofrece el decidir a quién “le vamos a ir” a lo largo de sus capítulos. Y esta vez invirtiendo la balanza:

A Johnny Lawrence el rubio guapo, rudo y popular de la secundaria, de Encino, el barrio nice de All Valley, a quien la vida no lo ha tratado muy bien que digamos, y ahora es un alcohólico y derrotado cincuentón de Reseda (el barrio pobre) que desayuna con cerveza y parece atrapado en los ochentas. No sabe usar un Smartphone ni conoce las Apps y sigue creyendo que el chico rudo sigue siendo el prototipo para ligar, a finales de la segunda década del nuevo milenio.


O a Daniel LaRusso, el tímido adolescente de Reseda, que se ha convertido en un hombre de negocios exitoso, poderoso, buen esposo y buen padre de familia que vive en las colinas y ahora tiene influencias en el Country Club. Donde en el pasado fuera ridiculizado al espiar a Ali y caer al suelo entre el espagueti al azotarse la puerta de la cocina del prestigioso club.


Resurge la vieja pelea entre dos dojos enemigos, uno es más poderoso y tiene todas las oportunidades de ganar. Así, el espectador vive una especie de revange que sublima del pasado al presente y nos presenta un conflicto moral sobre dos estrategias para ganar y tener éxito en la vida.


Nos hace reflexionar sobre el peso social de la violencia; la pertinencia de las reglas de un deporte en el mundo real. ¿Qué significa realmente ganar y perder fuera de una competencia deportiva? ¿Qué significan el honor, la debilidad, la piedad? ¿Cuál es el valor positivo y negativo de la agresividad, de tomar la iniciativa y actuar con decisión?


La diferencia entre los que no tienen nada y los que nacieron con todo; ¿Qué es el merecimiento? ¿Conseguir cosas con las propias manos vale la pena, aunque sea a los golpes?


La frase “todo se lo debo a mi manager o a mi coach” cobra vital relevancia. Por seguir una u otra estrategia no sólo en lo deportivo sino en la vida, se pueden alcanzar resultados o realidades diferentes.


¿Lo violento y rudo realmente es castigado por no ser socialmente correcto y trae resultados funestos? ¿o si lo idealista, la no violencia, la armonía con el cosmos realmente trae el bien y el éxito? En una realidad del mundo no parece suceder así. (Continuará)





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