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ENP: Amor, Orden y Progreso

2 de diciembre de 1867 se crea la Escuela Nacional Preparatoria.


La Escuela Nacional Preparatoria (ENP) ha sido el proyecto educativo de bachillerato más importante en México, desde su creación hasta el día de hoy. Hace 155 años.


Su fundación fue expedida por el presidente Benito Juárez el 2 de diciembre de 1867, quien nombró como primer director al doctor Gabino Barreda, autor de la famosa “Oración Cívica” que tanto impresionó a Juárez, (Benito, no la de Juanga): “La principal y más poderosa rémora que detiene a nuestro país en el camino del engrandecimiento es la ignorancia”. (todavía hoy)


El primer ciclo escolar de la preparatoria inició el 3 de febrero de 1868, con una matrícula de 900 alumnos; doscientos de los cuales eran internos en las instalaciones del Antiguo Colegio de San Ildefonso, que se ocupó como escuela hasta 1982.


Con el paso del tiempo, la Escuela Nacional Preparatoria salió del Barrio Universitario y, paulatinamente, se abrieron nuevas sedes en diversas zonas de la Ciudad de México.


Haciendo un poco de historia y para que no digan que la iglesia no sirve para nada, vemos que los jesuitas iniciaron su labor educativa en la capital novohispana con la sucesiva fundación del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo y cuatro seminarios: San Pedro y San Pablo, San Bernardo, San Miguel y San Gregorio.


De la fusión de los tres últimos nació, en 1583, el Colegio de San Ildefonso, para que todos los colegiales de la Congregación residieran en una institución bajo la tutela de un sólo rector (mi retorcida mente me hace pensar en “La mala educación” de Almodovar y en el Padre Maciel).


El nombre de San Ildefonso le fue dado en honor al Santo Arzobispo de Toledo, cuya devoción lo llevó a escribir en defensa de la limpia concepción de la Virgen María, dogma que la Compañía de Jesús ha sostenido con sus ejércitos espirituales fundados por el canonizado San Ignacio de Loyola.


Esta fundación jesuita concluyó para dar paso a la institución de espíritu liberal que sentaría las bases del nuevo sistema educativo y que más tarde llegaría a convertirse en el núcleo principal de la Universidad Nacional. ¿Será por eso que Juárez luchó tanto por separar la Iglesia del Estado?


Digan lo que digan dijera Raphael, la Iglesia ha sido más que relevante en la educación y organización de ésta desde España y luego en su colonia más rica, cierto es que impuso su dogma de fe y manipuló y abusó, pero también otorgó calidad, vocación y dio luz a grandes autores y hombres de ciencia, arte y cultura.


En 1910, la Escuela Nacional Preparatoria pasó a formar parte de la Universidad Nacional fundada por Justo Sierra. Durante más de seis décadas continuó siendo la cuna de varias generaciones de intelectuales y destacadas personalidades. A la salida de su última generación (1978-1980), el inmueble dejó de ser sede del Plantel Número 1 de la Escuela Nacional Preparatoria.


Localizado en el Centro Histórico de Ciudad de México, en el número 16 de la calle Justo Sierra, el edificio permaneció cerrado al público hasta 1992, cuando fue restaurado para albergar la exposición “México, Esplendores de 30 Siglos”.


Desde esa fecha, el Antiguo Colegio de San Ildefonso es administrado por triunvirato cultural integrado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Secretaría de Cultura y el Gobierno de la Ciudad de México.


Hoy es uno de los recintos culturales más importantes de la ciudad con exposiciones permanentes y temporales que además de toda la historia y cultura del país, guarda en sus muros la obra de José Clemente Orozco.


La historia de San Ildefonso está íntimamente ligada a la historia de la Escuela Nacional Preparatoria y a la de la Universidad Nacional Autónoma de México.


Ambas escuelas vieron la primera luz en sus muros; sus pasillos escucharon los primeros goyas y en sus aulas se escucharon las cátedras de Gabino Barreda, de Justo Sierra, de José Vasconcelos (antes de ser novio de la Contemporánea Antonieta Rivas Mercado y de que ésta se suicidara en Notre Dame), de Ezequiel A. Chávez y de Vicente Lombardo Toledano (y su discurso “sindicalizado” que diera tanto material a Cantinflas para parodiarlo en 1937, en la célebre “Disputa del siglo”), en entre muchos otros, y por sus pasillos circularon, como estudiantes, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Luis Ernesto Miramontes, Francisco Savín, Miguel Alemán y Adolfo López Mateos.


En esos pasillos Paz se inspiró para su “Nocturno a San Ildefonso”:

A esta hora

los muros negros de San Ildefonso

son negros y respiran:

sol hecho tiempo:

tiempo hecho piedra,

piedra hecha cuerpo.

Estas calles fueron canales.

Al sol,

las casas eran plata:

ciudad de cal y canto,

luna caída en el lago.

Los criollos levantaron,

sobre el canal cegado y el ídolo enterrado,

otra ciudad.


Tanto amor tuvo Octavio a San Ilde que en diciembre de 2018, la Universidad Nacional Autónoma de México, El Colegio Nacional y la Secretaría de Cultura anunciaron que las cenizas de Octavio Paz y su esposa, Marie José Tramini, fueron depositadas en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, según su voluntad.


Posiblemente Fuentes, en medio de los arcos del patio o en la fuente del Colegio prefiguró lo que el mismo llamaría “La Edad del tiempo” refiriéndose a su obra narrativa, a la manera de la Comedia humana de Honoré de Balzac, en su obsesión por problematizar nuestra historia, la política y el poder.


Imaginen a Vasconcelos peleándose con Clemente Orozco, con Rivera o Siqueiros para que no se perdiera el espíritu nacionalista y los ideales de la Revolución. O entre frivolidades, citarse con Antonieta Rivas Mercado en la puerta del Colegio y terminar en una tormentosa discusión, ya no como alumno sino como maestro.


Como lema, la institución utilizó la frase: "Amor, Orden y Progreso" por Gabino Barreda quien introdujo el Positivismo en la educación. En México se encontraba de moda esta corriente y la Escuela Nacional Preparatoria nace bajo esta influencia: Amor como medio, Orden como base y Progreso como fin. Asi dicho suena bonito, pero a ver lógrenlo.


El mismo amor, orden y progreso que nos dejó ver el Ejército mexicano en 1968, cuando destruyó, de un bazucazo, la puerta colonial barroca de la Preparatoria 1 de San Ildefonso, labrada en el siglo XVIII y que había sobrevivido a las guerras de lndependencia, Reforma y Revolución. Esa puerta donde se vieron alguna vez Vasconcelos y la suicida de Notra Dame.


No abundaré, pero creo es pertinente el pretexto de esta efeméride para cuestionar que tan positivista y comteiana sigue siendo la educación en nuestro país.


Y no solo de la preparatoria sino en general, que si bien, sirvió para fundar la identidad de nuestra nación, a ojos de hoy, necesita una gran sacudida desde los libros de texto y el nefasto “aprende en casa” durante la pandemia, la evaluación tanto de docentes como de los estudiantes entre otros temas.


En este retorno a las aulas deberíamos también comenzar a replantear nuestro sistema educativo, que de las Reformas de Peña y las contrareformas de AMLO, no sabemos cuál es peor, y al parecer esto le viene más a la SEP que a la UNAM, la Secretaría de Cultura y la ENP, aunque deberían trabajar en conjunto.


Pero mientras dense una vuelta al Colegio de San Ildefonso para ver a Vlady, Vladimir Kibalchich Rusakov, pintor, grabador y muralista ruso-mexicano donde se presenta la exposición más importante y completa que se ha hecho sobre Vlady, con más de 300 obras de pequeño y gran formato.


Podrás ver un recorrido de la Revolución, y particularmente la revolución rusa con su utopía, trucos, mentiras y logros y cuestionar su cultura adoctrinante que bastante presente está en el actual gobierno y sus 4Teistas.


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