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Foto del escritorjuaninchausteguic

APRENDO EN CASA II O EL CANAL DE PRUEBA DE PROVINCIA EN LOS 80´S



El pasado 24 de agosto, 25.4 millones de niños y adolescentes de educación básica y 5.2 millones de media superior regresaron a clases al ciclo 2020-2021, y lo hicieron de nuevo como desde abril pasado en medio de la pandemia, en la nueva modalidad de educación a distancia. Los niños y niñas en lugar de volver a las 233 mil escuelas de enseñanza básica y los adolescentes a las 21 mil de media superior, se apañaron como pudieron con la tele, las escuelas públicas o en internet, en zoom o cualquier otra app en el caso de las escuelas privadas, según sus posibilidades y recursos en los distintos Méxicos que componen la realidad de este país. De estas 233 mil escuelas, de educación inicial, preescolar y primarias, 85% son públicas y 15% privadas. Muy similar es la distribución de escuelas preparatorias, de las 21 mil, cerca del 80% son públicas y el resto privadas. Ante la gran desigualdad de cobertura y disponibilidad de las TICs, que correlaciona de manera directa con las escuelas públicas versus privadas, la SEP implementó desde la semana pasada, Aprende en Casa II, para que los educandos de la gran mayoría de primarias, secundarias y preparatorias del país iniciaran por vía televisión abierta su educación escolar ante la aún presente sombra del Covid 19. Cabe recordar que el 92.5% del país dice tener en casa al menos un televisor versus la mitad del México rural que no tiene internet ni cuenta con dispositivos de tecnología como PC, tablets o computadora de escritorio. Adicional a la cobertura de televisión se cuenta con la radio y los materiales de apoyo como cuadernillos y libros gratuitos para cubrir el resto de población que ni a tele llega. Dicho por el mismo titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma, no se trata de un curso o taller paliativo, para entretener o mientras que viene el lobo; tiene el carácter académico y curricular requerido para acreditar los grados escolares formales. Aunque en los primeros programas que vimos del 24 al 28 de agosto en transmisión nacional, a través de los canales especiales que cada televisora comercial (Televisa, Azteca, Imagen y Milenio) facilitó con el pacto que hicieron lo público y lo privado, los conductores, que no maestros, de los distintos segmentos y programas, dijeron que en realidad estas tres primeras semanas serán un repaso general para nivelar a aquellos niños y jóvenes que no hayan podido concluir su educación a distancia con el Aprende en Casa I, ya sea por deserción u otros impedimentos técnicos o económicos. Es decir, que estas tres semanas serán algo así como un calentamiento en lo que vienen las clases en forma. Quiero pensar que ya después del puente del Grito de Independencia empiecen las clases clases. Tal vez, eso explique la forma improvisada y ligera de lo que vimos en esta semana, que seguramente generó inquietudes y dejó mucho a desear tanto en alumnos como en padres de familia, y que deja ver pobreza en los contenidos, baja calidad en la técnica y en la producción y una sucesión y edición caótica de segmentos y cortos de distintas fuentes, en el ya de por si incierto e inquietante ambiente en casa con los hijos y sus padres con relación al regreso a clases. A partir de la próxima semana presentaremos una retroalimentación que analizaremos y compartiremos de la ANPAF, la Asociación Nacional de Padres de Familia que publicará su postura al respecto a modo de apoyo y validación de la opinión aquí presente. Dígase que estamos despotricando o armando hipótesis. Desde las 8 am a 7 pm con sus respectivas repeticiones vimos de lunes a viernes un desfile interminable de fragmentos de programas presentados por conductores de mediano presupuesto intentando parecer maestros promedio de las distintas escuelas del país. Resulta comprensible qué dadas las circunstancias y premura en estos tiempos, sea difícil lograr que maestros “reales” salgan a cuadro sin sufrir terror escénico y quedar paralizados apenas vean un reflector o la lente de una cámara. Sin embargo, creo que éstos deberían ir más allá que limitarse a presentar el tema del día y mandar a videos que intentan cubrir el cuerpo o contenido de la clase. En algunos casos se antecede una cortinilla que anuncia el grado escolar (esto no siempre ocurre o pasa tan rápido que hace dudar si estás viendo Lengua Materna de 2do o tercer grado de primaria). Al final se presentan algunas preguntas a modo de encaminar una especie de evaluación o asignar tarea en casa, se menciona qué si no tienes los libros de textos, entres a la página en internet de la CONALITEG (Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos) mismos que no se han acabado de distribuir por todo el país, o que consultes cualquier otro libro de tu biblioteca personal en casa o navegues en internet. Vimos, a una “maestra” de pre-escolar anunciar y dar la bienvenida al nuevo ciclo escolar, decir que esto es realmente un repaso y presentar a un ajolote puppet (Ajolisto) que dice la importancia de lavarse las manos para no enfermarse. Encontramos a los ya conocidos amigos de Once Niños, Lucy, Alan y Staff cubrir algunos contenidos, quizá de lo mejor logrado, dada la experiencia y trayectoria del Once en estos temas. De repente nos aparecen niños, adolescentes y hasta adultos músicos, con distintos acentos de la república y con un audio insufrible y una iluminación que cualquier celular mejoraría, presentándose a sí mismos y a los instrumentos que tocan: flauta, clarinete, oboe, fagot, tuba o de la familia de cuerdas, viola violín, cello y contrabajo; tal vez estos puedan lograr cierto interés por conocer la historia de cada instrumento y sus características o un futuro niño prodigio al estilo Mozart. En seguida vemos cómo hacer un cubre bocas con una camiseta con la ayuda de tus padres para no cortarte con las tijeras. Después, de la nada y en repetidas ocasiones a lo largo del día, salen Paola Espinosa y Rommel Pacheco, instándonos a ejercitarnos en la terraza o en el jardín de la casa como los que hay en cada hogar mexicano. Luego aparecen, unos nada invitantes “maestros” que quieren Sumar minutos de felicidad a tu vida (no sabemos si a otros maestros o a los alumnos) y proponen estirarse desde la silla para quitar el estrés del estudio. Salen con traje o con ropa casual aplaudiendo o haciendo cualquier movimiento o flexión que ahuyente la pereza de estar oyendo y viendo estos esquizoides audiovisuales que parecen hechos por el taller de televisión de una prepa de provincia sin ofender a las prepas ni al México profundo. Como una especie de “La Rosa de Guadalupe, pero sin la Virgen, vemos resolver problemas de discriminación, violación de derechos humanos e intolerancia de distinta índole entre varios personajes de un pueblo ficticio llamado Kipatla, serie infantil creada por canal Once y CONAPRED desde 2013 y que cubre la materia de Responsabilidad Social, Cívica y Ética. Este esfuerzo es bueno al menos en concepto, aunque deja muchos pendientes de actuación y producción y se alcancen a ver algunos actores mediamente famosos. No me ha quedado claro cuáles son las clases de Vida Saludable para evitar que sigamos siendo país de gordos y diabéticos. Por eso, en lo que aparecen a cuadro, los legisladores de dos estados del sur ya han prohibido la venta de snacks a menores de edad. No creo que sean las clases de cocina para prepa, que cualquier programa de canal Gourmet o Discovery Home and Health superaría. O los intentos por explicar los triángulos y el teorema de Pitágoras con comida. O más bien el Dr. Baruch, Médico del Viajero (desde 2011) en pro de la cultura preventiva del viajero, respondiendo dudas a los niños sobre el virus del sars cov como de qué color es el virus y que forma tiene. ¿o son los panelistas de “Saber +” de secundaria hablando sobre salud mental y auto estima con programas que parecen grabados en los 80s por un amateur. Para las clases de matemáticas y de español habría que usar un zoom o lupa porque entre los ejemplos numéricos y los ejercicios, el recuadro que se forma para separar del recuadro para el intérprete de lenguaje a señas para sordomudos, que durante mucho rato tapan los títulos y textos que se muestran para explicar “la clase”, no se ve nada o de plano tener una pantalla de más de 60 pulgadas. Vemos fragmentos de programas para niños y jóvenes en español de España o de Argentina con regionalismos que no siempre se entienden, y que enseñan a silabar con aplausos y canciones para niños con retraso. Además de esa textura vieja, aburrida cero ad hoc con los formatos, estilos, tonos, símbolos y dinámicas de los nativos digitales de este siglo. Es un sinfín de imágenes de chile de dulce y de manteca con distintas tonalidades, calidades, colores, atmósferas, temperaturas y estilos de narrar que hacen imaginarnos la cara de “what” que pondría un niño en la sierra de Puebla o en la Chontalpa querida del Peje. Las clases para secundaria y preparatoria con los mismos rellenos y ediciones de distintas fuentes de programas de calidad nada broadcasting pueden tener mejor camino, más por la edad de los estudiantes que comprenden mejor o llevan más el hilo de cada tema, que por la realización y producción de sus programas, sus formatos y contenidos están hechos con los más rudimentarios y aburridos recursos gráficos, ilustraciones y animaciones del Power Point más básico. De repente vemos aparecer algunas animaciones en cortos de buena calidad y mejor narrativa hechos por universidades y televisoras de otras partes del mundo que forman parte del convenio de intercambio de contenidos con el Sistema Público de Radiodifusión. Aunque no sé si el tratamiento semiótico y simbólico lo cache un niño de la comunidad maya de la Península. Así mismo hay por ahí una serie de resúmenes de Historia de México hechos por la Fundación Slim que se llaman La Trama del Tiempo que logran de manera muy práctica y funcional y con recursos más propios del público al que se dirige (emoticones, gráficos, sonidos, símbolos etc) contarnos las etapas del México Precolombino, La Conquista, Independencia, Reforma, Revolución y así hasta el México moderno. Un recurso nada afortunado para hacerlo ver todo de más tecnología es poner imágenes a modo de formato de un Smartphone o de una PC en la pantalla de televisión, lo único que logran en hacer más pequeña la imagen a cuadro. Podría seguir nombrando ejemplos, pero seguramente muchos ya lo vieron con sus propios ojos durante esta semana que pasó. Sin bien, está visto que la calidad de contenidos y formatos no son los más deseables y esperados y nos acostumbramos al “es lo que hay” podemos decir que se está cumpliendo el derecho a educación que marca el artículo 3ero de nuestra carta magna. Habría más bien que pensar si es que nuestros niños y niñas y adolescentes de las escuelas públicas no se merecen algo mejor, más digno. Por qué no ser un poco más sensibles con lo que un niño o adolescente del 2020 convive todos los días y los ojos desde donde mira la realidad, que no son los fabulosos 80s. Me pienso de niño (como buen ñoño que era) y me imagino ilusionado por volver a la escuela en una nueva modalidad, a distancia, con muchas expectativas: de tecnología, tal vez sorpresas y novedades, propuestas ingeniosas para captar mi atención y reproducir lo más cercano a lo que se vive en un salón de clases, ante la imposibilidad de volver para no aumentar las más de 60 mil muertes que llevamos en la pandemia, y encontrarme con lo que vimos esta semana, me dejaría desilusionado y poco motivado para regresar a clases. ¿Los padres o niños que tuvieron que regresar a la escuela con esta versión televisiva qué opinan? Está ok y no seguiré juzgando severamente estos contenidos, sus formatos pobres, la mediocridad de su realización por no decir más nada aventurado del posible efecto o impacto de éstos en nuestra población estudiantil siendo educada a través de la tele, después de todo, lo visto esta semana sólo revela lo que ya pasa desde las aulas y desde décadas atrás: el gran rezago de nuestro sistema educativo. Recordemos que la educación a distancia al menos en la tv ya existe desde la telesecundaria desde los 60s, aquí lo verdaderamente importante es cuestionar y debatir sobre cómo generar o provocar un pensamiento crítico en los alumnos, en pocas palabras cómo repensar la escuela. Reorganizarla, repensar el uso del tiempo, rearticular los conocimientos y diseñar nuevas y más complejas actividades para aprender en lugar de acumular aprendizajes. Es tiempo de re pensar lo qué se hace en la escuela y lo que hacen los padres con sus hijos en torno a ella, ya que no todo debe quedar en manos de maestros. Pensemos pues, después de esta “barrida” de la escuela en casa, en términos de la educación que queremos en el futuro para nuestros hijos. ¿Tenemos los padres y madres los conocimientos y herramientas necesarias para ayudarles a su desarrollo? ¿Cómo educar a los post alfa a los nativos digitales? ¿Qué cambios se deben dar en la educación para que niños y niñas dispongan de los recursos adecuados no sólo en el afán de su éxito profesional y económico sino en el alcance de su felicidad y éxito personal? Estos nuevos tiempos nos exigen nuevos retos, con familias más reducidas, mayor presencia de dispositivos tecnológicos a edades tempranas y de menor tiempo de calidad con los padres por falta de empatía o conciliación. Habrá que reorientar la educación para desarrollar las habilidades clave para el bienestar de los hijos tanto en el salón de clases como el aula digital o audiovisual con la que ahora lidiamos. Educar más allá del aprender, más para ser, más allá de lo cognitivo, lo emocional, esos recursos que poco atendemos y educamos. Los leo.


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