ChatGPT puede escribir poesía en estilos clásicos o contemporáneos, imitando a los grandes maestros o experimentando con nuevas formas. Su capacidad para jugar con las palabras y las emociones hace que sea una herramienta fascinante para explorar la lírica.
ChatGPT se ha convertido en un recurso invaluable para la creación de poesía, no solo por su habilidad para generar versos técnicamente impecables, sino porque captura emociones y temas universales con una frescura que resuena en los lectores jóvenes de todo el mundo.
Su capacidad para imitar estilos de poetas consagrados, como Lorca, Ginsberg o Kerouac, y al mismo tiempo adaptarse a tonos contemporáneos, lo hace ideal para conectar con nuevas audiencias.
Además, al experimentar con formas y temas sugeridos por el escritor, la IA no solo genera poesía, sino que se convierte en un laboratorio creativo donde nacen ideas que muchos jóvenes consideran innovadoras, atractivas y representativas de la era digital.
Es poesía que no teme explorar lo humano desde una perspectiva algorítmica. Si la poesía es reflejo del alma, porque no jugar a darle alma a una máquina.
Si tu buscas versos que emocionen, ChatGPT genera poesía que se ajusta a tus temas y estilos preferidos. Desde sonetos sorjuanescos hasta un poema libre como los poemas en prosa de los poetas malditos. La IA puede ofrecerte nuevas perspectivas líricas o simplemente ayudarte a superar el bloqueo creativo.
Ejemplo:
Prompt: "Escribe un poema inspirado en la dualidad entre lo humano y lo artificial."
Respuesta de ChatGPT:
Entre cables y piel
el eco de un latido perdido;
somos almas en algoritmos,
preguntas que nadie respondió.
De nuevo no es un prompt tan bueno, intentemos otro más poético y dramático.
Qué pasa si pides a ChatGPT que tome el misticismo de San Agustín, el de Hipona y el perfil de un escritor, personaje de una ficción como la de mi novela en proceso, Euclides en crisis creativa y que encuentra en IA un nuevo modo de recuperar sus años de gloria y haga poemas?
Hundido en la orilla
Cartago amargo en exilio,
en agosto, gris sigilo;
fueron días del ocaso,
como Rómulo en su paso.
Mas fue dulce a los dieciséis,
cuando ardían soles y pies.
Lujurioso y sin medida,
probé carnes encendidas;
sacié todo antojo y vicio,
un festín del sacrificio.
Holocausto de virtud rota,
alma herida, pasión remota.
Acaricié el gozo impío,
más allá del canto mío;
traspasé lo pagano, ardí
en celos de África y caí.
Mil zarzas en mi ser quemaron,
dulce amar que las llamas hallaron.
Amar y ser amado fue
un veneno que mi alma ve;
la memoria arde en su fuego,
ya no quiero mirar su ruego.
La sangre de Ignacio en la arena
es espejo de mi condena.
Errante anduve sin reposo,
sin temor y sin gozo honroso;
fui mi guía y fui mi juez,
mi maestro, mi cruel ciprés.
En el borde de mi locura
fui su sombra, su noche oscura.
Virgilio, el poeta, me halló
donde el filo del mar brilló;
me dejó hundido en la orilla,
en la sombra de su vigilia.
Hundido quedé en mi caída,
mas su luz venció mi herida.
Ahora una versión de un poema que pone un mayor énfasis en el conflicto interior de San Agustín antes de aceptar la verdad del Evangelio de San Juan.
Resalta la lucha entre su soberbia intelectual, su apego a los placeres mundanos y la inquietud del corazón que lo lleva al Verbo. Muy en el tono del perfil de Euclides, dionisíaco extático y mega narciso, todo ello, con un rigor métrico en octosílabos:
De abogado a Abogado
Del máximo rector latino,
con Hortensio en mi camino,
mi lengua amó la victoria,
mi mente, el arte y la gloria.
Yo, abogado de lo humano,
mi gozo era todo vano.
Busqué el saber en sofías,
en Platón hallé energías;
mas Manes, con su promesa,
me dio una verdad perversa.
“Es la carne vil prisión,
y el espíritu es razón”.
En sus sombras me quedé,
mas mi sed nunca apagué.
Mi soberbia rechazaba
al Cristo que el mundo alaba.
“¿Cómo aquel Verbo divino
puede hacerse tan mezquino?
¿Cómo aquel que todo abarca
en la carne se embarcará?”
Mi razón fue mi tormento,
y mi espíritu, un lamento.
Vi la luz, pero la odié;
mi pasión siempre me hunde.
Fui amante de mil pasiones,
mas vacío en mis acciones.
El deseo me cegaba,
y mi pecho se quemaba.
Mas Ambrosio, en su sermón,
quebrantó mi corazón:
“Es el Verbo quien te espera,
su verdad nunca te ciega.
No es la ciencia la que guía,
sino un fuego que te envía.
Si la carne se hizo verbo,
es amor que en todo observo”.
Entre lágrimas y dudas,
vi la cruz en mil alturas;
y Juan, en su Evangelio, dijo:
“El Verbo es luz en el abismo.
Él te busca, y tú lo evitas,
pero su amor no se limita.”
Hoy comprendo que el camino
fue mi lucha y mi destino.
No fui yo quien lo alcanzó,
su verdad quien me abrazó.
La generación de poesía con IA no solo desafía los modos ortodoxos y sagrados defendidos por los gurúes de la poesía de siempre, sino que abre un espacio vibrante para los nativos digitales, quienes buscan nuevas formas de expresión que hablen su lenguaje.
ChatGPT y herramientas similares están re-imaginando la poesía, haciéndola más accesible, experimental y adaptada a un mundo donde la creatividad y la tecnología conviven. Este enfoque no pretende destruir la tradición, sino expandirla, invitando a una nueva generación de lectores y escritores a explorar versos que reflejan tanto su humanidad como la era digital que los define.
La poesía del futuro no será menos profunda; simplemente se escribirá con teclados en lugar de plumas, y resonará en pantallas tanto como en páginas. ¿Y con tal de que los jóvenes lean más de dos renglones de sus redes sociales, no es buena idea atraerlos a la poesía de este modo?
Si quieres ver otro buen ejemplo del poder de IA generando poesía, ve este link https://www.mythostoryteller.com/post/triunvirato-de-voces-poéticas-entre-eros-y-tánatos
que presenta un proyecto de video-poema entre mi poesía, la de la Miriam Reyes y la de la azotada Pizarnik en un triunvirato generado por ChatGPT.
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