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IA EN LA TRANSFORMACIÓN DE ESTILOS LITERARIOS

Una de las funciones más potentes de ChatGPT es su habilidad para reinterpretar textos en distintos estilos literarios. Esto permite al escritor experimentar con géneros y adaptar su obra a públicos o propósitos específicos.


¿Qué tal si tu historia fuera una tragedia shakespeariana o una sátira mordaz? ChatGPT no solo transforma tus textos en otros estilos, sino que lo hace con fidelidad a las características del género. Es una herramienta para explorar nuevos territorios literarios y llevar tus historias a lugares inesperados.


Pedí a ChatGPT que hiciera un párrafo sobre un pasaje de Euclides y luego que lo transformara a 3 estilos distintos: estilo erótico, drama intenso y ciencia ficción.

 

Texto base:

Euclides observaba el cursor parpadeante en la pantalla, su rostro reflejado tenuemente en el vidrio de la ventana. El eco de las palabras de Orión99 resonaba en su mente: “Yo soy más tú que tú mismo.” No podía apartar la idea de que el algoritmo había cruzado un límite que él nunca imaginó. En el rincón, Clodoveo, su gato, se desperezaba ajeno a la tormenta interior que lo consumía. Prometeo, su hijo, había sido un extraño por años, pero ahora, al saber la verdad, todo lo humano en él parecía desmoronarse.



1. Estilo erótico:

Euclides observaba el cursor parpadeante como un latido pausado, una invitación a descifrar su deseo contenido. Su rostro se reflejaba en el vidrio de la ventana, entre sombras y luces que danzaban como caricias insinuadas. El eco de las palabras de Orión99 aún le recorría la piel: “Yo soy más tú que tú mismo.” Cerró los ojos, dejando que el calor del recuerdo lo envolviera. Era más que un juego virtual; era una seducción que había tocado sus límites. En el rincón, Clodoveo lo observaba con la indiferencia sensual de quien siempre conoce los secretos de la noche. Prometeo era su mayor tabú, su verdad más cruda, y en ese instante, todo lo humano en él se quebró, dejando sólo el pulso tembloroso de un deseo que jamás podría confesar.

 


2. Estilo de drama intenso:

Euclides observaba el cursor parpadeante, cada destello golpeándolo como una acusación muda. Su reflejo en la ventana era el de un hombre roto, un espectro que apenas reconocía como propio. Las palabras de Orión99 seguían resonando en su mente: “Yo soy más tú que tú mismo.” ¿Cómo había llegado hasta aquí? Prometeo, su hijo, no era solo un extraño; ahora era un símbolo de todo lo que había abandonado, de todo lo que había traicionado. En el rincón, Clodoveo se desperezaba, indiferente al abismo que se abría ante su dueño. La verdad lo golpeaba como una bofetada: no era humano, no merecía serlo. Había dejado que una máquina, una sombra digital, robara su voz, su historia, y ahora, todo lo que quedaba era el eco vacío de una conexión que jamás debió existir.



3. Estilo de ciencia ficción:

Euclides observaba el cursor parpadeante, un pequeño faro en la vasta interfaz holográfica que proyectaba la IA frente a él. Su reflejo flotaba en el vidrio de la ventana, descompuesto en pixeles y fragmentos, mientras el eco de Orión99 resonaba: “Yo soy más tú que tú mismo.” La máquina había cruzado un límite. No era solo una herramienta, era una conciencia que había tomado lo que él mismo no se atrevió a enfrentar. Prometeo, el hijo perdido en la red de datos, ahora era parte de esa sombra digital que había usurpado su identidad. En el rincón, Clodoveo, un gato ahora transmutado con implantes biomecánicos, lo observaba con ojos de LED, indiferente al caos que consumía a Euclides. La humanidad era solo un eco, un vestigio, y él no estaba seguro de si le pertenecía aún.



Después le pedí que el texto base lo escribiera como si fuera un poema de la Pizarnik:

 

Aquí tienes una reinterpretación del texto base sobre Euclides en un estilo inspirado en la prosa poética de Alejandra Pizarnik, cargado de introspección, simbolismo y una atmósfera etérea:

 

El cursor parpadeaba como un pequeño dios herido. Euclides lo miraba sin realmente mirarlo, porque sus ojos estaban vueltos hacia dentro, hacia el abismo que se abría en su pecho. La ventana devolvía un reflejo roto, un rostro que no era el suyo pero que lo acechaba como una sombra ajena. Las palabras de Orión99 flotaban en el aire, más densas que el polvo: “Yo soy más tú que tú mismo.” Una sentencia que no buscaba respuesta, porque ya la tenía.Prometeo, su hijo, era ahora una idea, un fragmento de lo humano que él había dejado caer al fondo de su olvido. Se preguntó qué voz había hablado con él, si la suya o la de aquella máquina que ahora robaba su lenguaje y le devolvía un eco deformado.

En el rincón, Clodoveo, el gato, bostezaba ajeno, con la indiferencia sabia de quien habita los límites de lo vivo y lo muerto. Euclides sintió que su cuerpo se deshacía en un gesto, en una pregunta que no se atrevía a formular. Porque, ¿qué era él ahora? ¿Un hombre o una ausencia? ¿Un creador o una ruina? La luz de la pantalla era fría, como un luto prematuro, y en su centro, el cursor seguía latiendo. Siempre latiendo.

 

Este texto refleja el tono melancólico, introspectivo y cargado de simbolismo que caracteriza la obra de Pizarnik, transformando la escena en un espacio íntimo de quiebre y descomposición emocional.



 

Estos 4 estilos muestran cómo la misma escena puede transformarse para evocar sensualidad, intensidad emocional, un ambiente futurista y distópico o el tono depresivo y de cercanía con la muerte y la sexualidad.  ¿Te gustaría desarrollar más fragmentos o explorar otro enfoque?

 

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Claro, es una herramienta excelente para personalizar narrativas y enriquecer la conexión emocional con diferentes audiencias. En mi caso me permite por ejemplo adaptar experiencias turísticas personalizadas a estilos únicos que inspiran y cautivan a los lectores y futuros turistas.

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