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IN VINO ÉTICAS

15 de noviembre, Día mundial sin alcohol.


Esta efeméride fue propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reflexionar y concienciar a la población acerca de la problemática que el alcohol representa para el ser humano.


El alcohol ocasiona cada año alrededor de 3,3 millones de muertes en el mundo, siendo además un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Esto ocurre porque es una sustancia económica, permitida legalmente y aceptada socialmente. El alcohol y el tabaco son las sustancias adictivas más extendidas en el mundo.


Si lo comparamos con las muertes que van por COVID-19, al 12 de junio de 2022, alrededor de 6,3 millones de personas habían fallecido a nivel mundial. En Asia, continente en el que se originó el brote, la cifra de muertes ascendía a alrededor de 1,3 millones de personas, los decesos en Europa superan aproximadamente los dos millones de muertes por el coronavirus, América superaba ya los 2,7 millones de decesos ese día.

Esto nos daría 2.1 millones de muertos cada año desde 2020, aunque en esta pandemia los índices de muertos no han tenido una distribución uniforme por año, pero nos permite ilustrar que beber alcohol mata más que un virus nuevo y letal para el que no teníamos vacunas en su momento de mayor riesgo.


El vino estuvo asociado a la civilización en el mundo helénico arcaico y clásico. Sin embargo, la ecuación vino=civilización siempre tuvo que lidiar con el problema de la embriaguez, fenómeno que generó prescripciones sobre la manera correcta de beber y vivir.


Los sabios y poetas arcaicos inspiraron las recomendaciones del dominio de sí y la propensión hacia el término medio, esto es, del ser humano moralmente correcto de las éticas clásicas (no confundir con lo políticamente correcto tan de moda en nuestros días). De manera precisa, la conocida sentencia "In Vino Veritas" una segunda parte que afirma "In Vino... Éticas".


Centauros y cíclopes, que no conocían el vino y no podían controlar sus efectos, estaban al margen de la cultura y de la humanidad misma. El exceso generaba características semejantes a las atribuidas a los centauros. Sin embargo, en pro del pensamiento mítico y simbólico habría que resaltar la contribución del vino en el nacimiento de la filosofía moral.


El dominio de sí y la propensión hacia el término medio, propios del hombre prudente (phrónimos) y esforzado (spoudaios) son deudores directos del pensamiento inspirado por el consumo del vino realizado en la cuna de Occidente. Cuando Dioniso "vino" trajo consigo además del cultivo de la vid el del alma, la filosofía moral.


En términos socráticos, la filosofía moral es un área de la filosofía que considera el bien y el mal. Explora los orígenes de la moralidad y cómo las personas deben vivir sus vidas en relación a los demás.


En la mitología griega, Dioniso (en griego: Διόνυσος, transl.: Dionysos) es uno de los considerados dioses olímpicos, es el dios de la fertilidad y el vino. Hijo de Zeus y Sémele. Dioniso el dos veces reencarnado, arquetipo de Jesucristo, quien que nos hizo comer su cuerpo y beber su sangre como símbolo máximo del cristianismo, utilizando la metáfora del pan y el vino precisamente.


Dioniso era inspirador de la locura ritual y el éxtasis. Un personaje importante de la mitología griega.


Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), arquetípicamente nos libera de nuestro ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino. La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós (flauta doble) y dar final al cuidado y la preocupación. En pocas palabras, era bajarnos la guardia, hacernos perder un rato la conciencia para no volvernos más locos.


El zumo de la uva fermentado es el Dios mismo, está asociado a la música y a la teatralidad. Cuando ingresa al cuerpo de un humano puede generar una peculiar locura: manía. El fuego que invade a quien lo ingiere, incinera temporalmente las ataduras del pudor y la suspensión temporal del respeto a las convenciones sociales. Nos deja ser un poco, nos apacigua el qué dirán, después de todo el alcohol es un depresor del sistema nervioso.


Dioniso es una deidad perturbadora: Pensar y repensar el mito de Dionisio nos devela una vía de interpretación que nos permite pensar la vida desde otra perspectiva: la del delirio". La manía por sí misma no es mala, puede ser "destructora" o "liberadora.


Mucho del arte y la creatividad viene de la mente delirante y un tanto insane, aunque no es el único procedimiento para crear, de ahí lo apolíneo y lo dionisiaco y en un mix justo medio, lo apolineodionisiáco ya que uno no existe sin el otro, el orden necesita del caos y el caos del orden.


La relevancia del vino en el alumbramiento de la ética no ha recibido la atención que merece. Quizá debido en mucho, por una lectura metafísica de la historia de la filosofía. Los mitos siempre relegados frente a la ciencia, degradados y menospreciados y mal interpretados. Incluso, considerados explicaciones fantasiosas no dignas de tomar en serio y ser solamente folklore.


Ahora ya se admite la existencia de genuina filosofía moral entre los presocráticos. Habrá que incorporar a esta historia la reflexión de los sabios y los líricos sobre la manera correcta de beber.


Para Sócrates y Platón hay ciertos beneficios y riesgos en el alcohol por su rol pedagógico en el camino del sabio. El vínculo entre alcohol y sabiduría se da cuando en las reuniones de mitólogos, poetas, dramaturgos y filósofos al calor de las copas se dan conversaciones de mucho provecho intelectual para el aprendiz de sabio.


Aristóteles habla del justo medio y el sabio es capaz de alcoholizarse sin caer en excesos y destrampes. Tomás de Aquino dirá que está bien beber hasta la hilaridad, pero destaca que hay que aprender a distinguir entre beber para relajarse y disfrutar y la ocasión para el desenfreno.


Más adelante Kierkegaard nos dirá que las sustancias que hay en el mundo no son buenas ni malas en sí mismas, pero un hombre si puede ser juzgado como bueno o malo según lo que haga con el consumo de bebidas como el alcohol. Y puede hacernos disfrutar y hacernos ser genuinamente como somos (con nuestros defectos y virtudes inherentes como humanos) y de ahí su valor como recurso filosófico, pedagógico y de conocimiento.


Todo esto porque como seres falibles que vivimos la angustia, el miedo y la ansiedad en la búsqueda de nuestra libertad, para ese proceso de acercamiento a la conciencia, el alcohol puede sernos útil.


¿Podría ser más clara la presencia del "nada en demasía" de los siete sabios en las éticas clásicas: Tales de Mileto, Solón de Atenas, Bías de Priene, Pítaco de Mitilene, Cleobulo de Lindos, Quilón de Esparta y Periandro de Corinto, que el ideal del término medio? ¿No constituye la ebriedad una de las preocupaciones básicas de los filósofos clásicos?


¿No resulta la manera correcta de beber vino un capítulo indispensable de las utopías griegas cuyo objetivo último es el diseño de una sociedad justa y virtuosa? ¿Acaso el simposiarca, la persona elegida en los simposios griegos para dirigir la reunión y controlar la dilución del vino con agua, derivada del sustantivo simposio, que significa literalmente “beber en grupo”, no constituye un antecedente evidente del hombre prudente aristotélico?


Habrá que anexar a la conocida sentencia "In Vino Veritas" una segunda parte que afirme "In Vino... Éticas".


Festejemos brindando este día sin alcohol. ¿Podremos con el justo medio?


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1 comentario


Edgar Luna
Edgar Luna
16 nov 2022

Excelente tema, Juanelo 🥂👏👏

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