top of page
Foto del escritorjuaninchausteguic

LA HUMANIZACIÓN DE LA MÁQUINA

El 25 de NOVIEMBRE de 1990, hace 32 años, Japón se adelanta al resto del mundo y comienza a emitir la programación regular de Televisión en Alta Definición (HDTV).


La alta definición (AD), más conocida como HD (siglas del inglés High Definition), es un sistema de imagen, vídeo o sonido con mayor resolución que la definición estándar, alcanzando resoluciones de 1280×720 píxeles y 1920×1080 píxeles.


En México, la emisión digital de televisión HD comenzó también desde los 90s con Televisa, en colaboración con la compañía japonesa NHK. Pero, es desde 2005, que tanto Televisa como TV Azteca abrieron sus canales de televisión abierta a canales HD Digital ATSC ( Advanced Television Systems Committee)


Actualmente en México se emite Canal de las Estrellas HD, Foro tv HD, Canal 5 HD, Azteca 7 HD, Canal 9 (NU9VE) HD, Canal 11 TV México HD, Azteca 13-HD, Canal 22-HD y Canal 40 HD gratis en las principales ciudades de México entre otros de reciente aparición.


En televisión de paga se pueden sintonizar canales como MTV-HD, National Geographic Wild HD, CNN -HD, FOX HD, FOX News HD, HBO HD, Movie City HD, TDN-HD, OnDemand HD, FOX Sports HD, Rush HD, NFL HD y Concert Channel HD, entre otros.


Si quieres saber qué tan HD es tu televisor, lo que debes saber es esto, si es nuevo, es HD, 1080p, o es tan viejo que es análogo todavía. Los nuevos televisores son 4K Ultra H, y tienen cuatro veces más pixeles que 1080p. Ya está entrando comercialmente la resolución 8K para 2023 y después vendrá la 10K.


Todo este tiempo, en tu lista de canales encontraste múltiples de ellos funcionando a resolución HD, mientras otros aún siguen en definición SD (estándar). Esto es normal, ya que no todo el mundo tiene un televisor capaz de reproducir contenidos en HD. Pero esto pronto terminará, ya que los canales SD desaparecerán a partir del 1 de enero de 2023.


Esta es una medida recogida en el BOE, más concretamente en el Plan Técnico Nacional de la Televisión Digital Terrestre. Esto significa que 2022 será el último año en el que podremos ver los canales que no se encuentran en HD en la TDT. Aquí vemos asomos de la brecha que trae la tecnología.


Recientemente con el Buen Fin, estuve viendo en línea las pantallas Smart TV y cada vez más, la promesa es mejorar la capacidad humana de visión. Es decir, prometen ser mejores que el propio ojo humano, mejor ángulo de visión, ser más inmersiva (whatever it means), mayor gama de colores y contraste perfecto, colores más brillantes y vibrantes etc.


Pero incluso, también se espera que mejoren nuestro oído, y permitan sonidos más envolventes, más allá del surround y el dolby estéreo, aislamiento de sonidos, reproducción de ambiente de salas de cine; y por si fuera poco con Alexa integrada, para que la boca también participe de esta revancha organoléptica y sinestésica de la máquina y puedas decir ¡Alexa, ponme Netflix¡ o ¡Alexa ponme la mano aquí¡.


¿Cuánto falta para qué tengamos efectos especiales en la piel o en el sentido del olfato en nuestra cada vez más grande (en pulgadas y no seas mal pensado) pantalla en casa?


Hoy en día pretendemos que el ser humano se maquinice y la máquina se humanice. Por eso no nos extraña que las marcas propongan productos trans-humanistas que van más allá de nuestras capacidades naturales. Una de estas vanas pretensiones es la de que el ojo humano sea capaz de distinguir objetos diminutos y hasta los átomos.


En la mitología griega, Linceo, era el héroe que, según Píndaro, era "el hombre que tenía los ojos con la mayor agudeza de todos los que vivían en la tierra".


El nombre proviene del griego lynx (lince), animal que se creía que poseía una mayor agudeza visual. Si no somos Linceo, lo primero que hay que preguntarse si vas a cambiar la tele, es: ¿cuál es la agudeza visual normal de un ojo humano?


En los televisores 4K, 8K o cualquier otro dispositivo conformado por píxeles, sean smartphones o tablets, el parámetro importante no es su número, tampoco su tamaño en micras. Lo importante es el tamaño angular que cada uno de estos píxeles proyecte sobre nuestra retina.


Por lo que resulta aconsejable estimar la distancia a la que se situaría el televisor, averiguar el tamaño de píxel real de la pantalla y obtener el tamaño angular que éste forma en nuestra retina. Si este número está por debajo de los valores dados podremos concluir que nuestros ojos no aprovecharían de forma plena la resolución de la pantalla.


Supongamos que el tamaño de píxel de la pantalla del televisor es de 0,25 mm. En tal caso, asumiendo una agudeza visual de un minuto de arco, solo aprovecharíamos completamente la resolución del dispositivo situándonos a una distancia menor de 860 mm.


Volviendo a los griegos, vale aquí la ironía de que algunas marcas de televisores se llamen TeleLynx. Solo Linceo, con su vista de lince, podría apreciar estas maravillas y promesas del 4K y 8K.


¿Y más aún, qué tanto se altera nuestra experiencia receptiva -sea de la programación regular de TV o cualquier contenido streaming- si podemos ver cada poro y detalle mínimo de lo que vemos?


¿Estamos capacitados para ver con tanta nitidez, brillantez, contraste etc, una realidad vista a través de pantallas? ¿Tal vez ya no disfrutemos igual la naturaleza en vivo después de verla más allá de nuestro ojo común en las pantallas? Yo ya veo más normal a la gente en Zoom que en persona y le hago doble click a la puerta de mi casa.


¿O terminará la pantalla determinando nuestra realidad y sólo la veremos a partir de ella? ¿Recuerdas el capítulo de “Black Mirror” donde una madre le quiere “editar” la vida a su hija para que no crezca en una realidad violenta a través de una Ipad?


Lo paradójico es que este acceso a la IA y los progresos tecnológicos y digitales no está siendo parejo como todo en el mundo, y sólo los privilegiados tienen acceso a este enhacement, y digo paradójico porque quizá sea mejor mantener nuestro cuerpo y nuestras capacidades y habilidades humanas naturales sin alterar o intervenir. Después de todo aún no sabemos cuáles puedan ser estos efectos de transhumanizarnos.


El transhumanismo afirma que el homo sapiens se va a extinguir ante la aparición del transhumano: el hombre mejorado por las nuevas tecnologías. Esa mejora se notará en una superinteligencia, superlongevidad y superfelicidad.


¿Se imaginan ser capaces de recordar todo lo que hacemos y vivimos diariamente con el paso de los años? Nos volvemos locos, unos más de lo que ya estamos. ¿O vivir 120 años? Si a los 50 ya me aburro. ¿Pero, sobre todo, se imaginan suprimir la tristeza y el dolor del humano? El hombre jugando a ser Dios de nuevo.


Hay una película de 2022 “Crimes of the Future” coproducción británica-canadiense de un futuro no tan lejano en el que la humanidad sobrevive a una realidad más que sintética y donde ya no existe el dolor, y llega a una serie de experiencias aberrantes, como sustituir el sexo por hacerse cirugías mutuamente y sentir placer, la pederastia como solución para mantener la especie y modificarse biológicamente en su forma, estructura y funcionamiento.


¿Será posible que la máquina mejore al humano? Hasta ahora ya toman ciertas decisiones y parece que deciden, han logrado mostrar supuestas emociones y sentimientos, escribir libros, hacer obras de arte. De algún modo, mostrar sensibilidad.


El transhumanismo tiene implicaciones controversiales en la sociedad, en la política y en la economía. En México no ha sido tanto el impacto hasta hoy, dado que ni el 5G entra bien, bueno ni el 4G y el internet de las cosas se limita a revisar en tu iphone las cámaras para ver a tu gato cagarse en el jardín cuando estas fuera de casa, poner música o encender la alarma antirrobo.


El mundo va en camino de convertir la vida pública y ciudadana en un espacio gestionado por máquinas, en el que la eficiencia y la simplificación de los problemas será lo habitual. Lo que no nos dicen bien, es que estos sistemas inteligentes nos hacen perder nuestra privacidad y libertad.


En el Buen Fin no compré la tele, pero si unas colchas (edredones para que suene mamalón) para el frío y sólo por eso, Amazon me ha sugerido comprar cualquier cantidad de accesorios para la dormición. Y no solo sugiere, en el aviso de que mi paquete llega hoy, despliega a un click, una nueva compra, que si te apendejas lo compras (Ya me pasó).


Todos los sitios a los que acudo se registran en Google; compras un boleto de avión y después del mail de confirmación viene uno de Uber para agendarte una unidad para irte al aeropuerto, te sugiere reservas de hotel en el destino al que vas, un seguro de viaje, lugares para comer y para ir de antro.


Como ni narciso soy, publico fotos diario en Instagram o Facebook de todo lo que hago y eso es controlado por sistemas de IA; el resultado es que ya no tengo intimidad y mi vida deja de ser algo privado para ser objeto de análisis por las empresas y los organismos públicos, incluído el SAT.


Lo mismo que mi estado de salud y mis cuentas bancarias registradas y ‘vigiladas’ por nuevos sistemas informáticos. ¿Estás dispuesto a ganar tu seguridad por tu libertad?


Aun atrasados en este avance de la IA, seguro te ha tocado tomar un vuelo y ya no llegar a un mostrador humano sino teclear tu clave de reservación e imprimir tu pase de abordar y como cada vez te dejan subir menos maletas solo podrás transportar lo que llevas encima. Lo que seguro no registraste es que estos robots ya desplazaron a la persona que te atendía antes y a la que insultabas porque tu vuelo estaba sobrevendido.


Vamos camino de que desaparezcan muchas profesiones: minero, pescador, albañil, agricultor, carpintero, ebanista, etc. Casi todos los trabajos manuales actuales pueden ser realizados por robots más o menos sofisticados. Ya pasa en los Bancos, algunos hoteles, en el supermercado ya hay cajas robotizadas. Ya se puede “imprimir” una hamburguesa y un spaguetti.


Hasta ahora, nos sigue atendiendo un doctor cuando nos enfermamos, pero puede ser por vía remota como en la pandemia, y el doc mete todos nuestros datos y análisis a una computadora para que le ayude a diagnosticar (el solo confirma si es diabetes o si es cáncer) y una cirugía es asistida o llevada a cabo en su totalidad por un robot.


Pero donde más peligro hay es en la gran desigualdad que el trans-humanismo trae (de nuevo aquí lo paradójico) el mundo se va a dividir en dos: los mejorados tecnológica y genéticamente y los no mejorados.


Si antes era el dinero y el trabajo lo que nos diferenciaba ahora lo será el grado de transformación de nuestro cuerpo por las nuevas tecnologías. Tecnologías en manos de unos cuantos y de los más ricos y poderosos. Entonces la pregunta clave, más que decir sí o no a la IA al servicio humano, es cuestionar a los humanos dueños de las nuevas tecnologías.


Pero pensemos que no todo es catastrófico, hay dentro de este trans-humanismo quienes defienden una postura más social y por tanto más igualitaria. Su concepción es que, estas tecnologías deben ser accesibles para todos y deben estar enmarcadas dentro de políticas sociales e igualitarias, inclusivas y no excluyentes y de manera ideal por un Gobierno o Sistema Político Mundial.


¿Qué sentido tiene hablar de los objetivos transhumanistas sobre la superinteligencia, la superlongevidad y la superfelicidad, mientras una parte de la humanidad no tiene acceso al agua, a la luz, a la alimentación más básica?


Hay que reorientarla para que no sea un capricho de unos cuantos Musks, sino un bien para todos. Yo creo que, si podemos mejorar como especie, (y aquí voy a patear el pesebre) pensando en un decir menos al consumo, a lo superfluo, enfocarnos en vernos unos a otros, procurar el bienestar y calidad de vida de mayorías no las personales e individuales en el espacio inmediato posible. Usar esos avances en quienes más lo necesitan y no para ser más inteligentes, más viejos o más felices sino simplemente para vivir.


¿Se vale jugar a Dios, mejorando al humano cuando buena parte del planeta muere de hambre y sed?


VISITA NUESTRO SITIO WEB Y SIGUENOS EN REDES






57 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page