EL CANTO DE LA CAUSA PERDIDA
9 de enero de 1941, nace en Staten Island, Nueva York, la cantante estadunidense Joan Báez, de ascendencia mexicana y quien crea un estilo de música popular, pionera de la música de protesta de los hippies.
Su padre Albert Baez nació en Puebla en 1912 y según su acta de nacimiento el nombre original era Alberto. Suprimió la o para aparecer como norteamericano y sin acento el apellido. El acta de nacimiento poblana no registra su segundo nombre Vinicio.
Joan se caracteriza por su voz potente, aguda, próxima a la de una soprano, y con un vibrato controlado para potenciar la dramatización de las letras de las canciones, fue una de las mayores figuras de la canción protesta surgida en los años sesenta, al calor de la Guerra de Vietnam.
Se ubica entre la mística y la protesta. Es claramente el arquetipo de la libertad (del explorer) lo auténtico, la capacidad de ser uno mismo sin esperar ni importar lo que digan los demás. Representa la generación del cambio y del “love and peace”, de la rebeldía y de “haz el amor y no la guerra”.
Está inspirada y tocada por el espíritu dionisiaco, extático y cercano a la locura, quizá a la tragedia y de ahí conectada al existencialismo de Camus.
La neoyorquina es, desde aquellos años, la voz de la paz; generadora de la protesta con la guitarra y la poesía; un ícono de millones de jóvenes, hombres y mujeres, que no querían la guerra, la muerte, la represión, la cárcel.
Jóvenes que soñaban con otros mundos y que se fueron perdiendo en la historia hasta caer en el abismo de la muerte en vida y que ahora parecen estar muy contentos con las mentiras de los poderosos como ocurrió con la sociedad estadounidense ante el imperio del fascismo de Trump.
Ese es su mayor legado hoy en día, representar un mundo que parece no existir más y que murió con esa generación hippie. Baez era la imagen anti-guerra, los días de las esperanzas que se quedaron en el viento, aquella protesta mezclada con la hermosa llama del amor.
Además de apoyar los derechos civiles como artista y trabajador, Báez participó en los esfuerzos universitarios de libertad de expresión dirigidos por estudiantes y el movimiento contra la guerra, pidiendo el fin del conflicto en Vietnam.
Después de lanzar su álbum debut en 1960, se hizo conocida por las canciones de actualidad que promueven la justicia social, los derechos civiles y el pacifismo. Báez también jugó un papel fundamental en la popularización de Bob Dylan, con quien tuvo una relación sentimental y actuó regularmente a mediados de la década de 1960.
Baez descubrió la genialidad de Bob Dylan cuando era la reina del folk y se encaprichó de aquel raro adolescente en uno de los cafés de Greenwich Village. Los dos vivieron juntos años de amor.
En los revuletos 60s, Joan Baez en vivo llenaba estadios y todos los “hippies” tenían sus discos. Ella era hermosa. En los días de hoy, sus actuaciones se llenan de cabezas blancas y grises, pero Baez sigue cantando la injusticia, el desafío y la responsabilidad de ser decente en un mundo empeñado en cambiar codicia por bondad y que llevó a Trump a la Casa Blanca y al parecer pronto lo volverá a hacer. Baez tuvo un concierto con cabecitas blancas en México en febrero de 2014 en el teatro Metropolitan donde se presentó.
Sus canciones más populares a lo largo de los años han incluido "We Shall Overcome", "It's All Over Now Baby Blue "," The Night They Drve Old Dixie Down "y" Diamonds and Rust ", “Colours” entre decenas. Con una carrera duradera, siguió y actuando en la década de 2000.
A partir de 1964, ella se negaría a pagar parte de sus impuestos para protestar por el gasto militar estadounidense durante una década. Báez también fue arrestada dos veces en 1967 en Oakland, California, por bloquear un centro de inducción de las fuerzas armadas.
A lo largo de todas las canciones de Joan, vemos como cada uno de los personajes que aparecen pertenecen al pueblo llano de cualquier época, son lo que se conoce como la sal de la tierra desde los tiempos bíblicos.
Ese es uno de sus mayores logros; el otro, su enorme efecto catalizador. Cantarle al prójimo, del que Zoja dice ha muerto, en las sociedades actuales de la hiper-conectividad y la realidad líquida.
Así Joan, representa, además, el arquetipo del inocente, inspirado y cultivado por los poetas del Beat, Jack Kerouac y Allen Ginsberg, principalmente. Quienes además de “dreamers”, rebeldes y libertarios también eran “dionisiacos” a partir del viaje psicodélico de las drogas. Padres del hipismo encarnados en Joan Baez en los 60 y 70s.
En este imaginario social, no opera la mítica nostalgia de los 80s, sino la causa “hoy aparentemente perdida” de “los años maravillosos” del “Woodstock” y el “Avandaro” mexicano, que ya no encaja para nada en una sociedad individualista, narcisamente egoísta y totalmente mercantil y utilitaria.
Para prueba ya tuvimos la pandemia de covid 19, (cada vez menos asumida y presente en nuestro imaginario) para vivir la falta de empatía y solidaridad con el otro, el prójimo, el que sufre a nuestro lado y que no vemos o más bien ya no nos afecta.
¿A dónde estarán esos sueños hoy? ¿A dónde se fue ese canto por la paz, la solidaridad humana, la injusticia social, la búsqueda del cambio, donde el amor lo podía todo?
Se antoja y viene a la mente, tararear, la letra de Pablo Milanés, parte de esta corriente hippie, alternativa y de protesta también, presente en América Latina, ¿Dónde estarán los amigos de ayer? ¿La novia fiel que siempre dije amar? ¿Dónde andarán mi casa y su lugar?...
Tal vez la respuesta sea, aquí junto a nosotros, a lado de nuestra piel, después de todo, el tiempo es eterno retorno y como dice San Agustín, “En ti alma mía mido los tiempos”, están en nuestra memoria, por lo tanto, pueden estar aquí y ahora, al recordarlos vuelven a ser y al “futurearlos”, al ser son hoy, presente.
En este link vemos a Joan cantando “Colours” (1965) en Francia en 1966.
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Que bien que existan estas páginas para el conocimiento de la verdadera cultura y no solo marketing de otras cosas.
Excelente trabajo