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Foto del escritorjuaninchausteguic

LA SOBREVALORADA MARCA FRIDA KAHLO

Con sólo este título se corre el riesgo de ser linchado (espero al menos, sólo en redes virtuales) y no me vaya a perseguir un grupo de “humans” y “hípsters” coyoacanos con palos y morrales llenos de mota por todo Caballocalco.


Y no es qué ésta pintora mexicana, muerta un día como hoy hace 67 años, carezca de talento o de reconocimiento. Todo lo contrario, tiene lo suyo sin duda alguna, pero es más el mito. Finalmente, la ficción siempre vende más, sobre todo cuando se sustenta en verdades a medias o en la exaltación de las partes antes que el todo y desde la superficialidad. Recordemos que ella misma dudó que su pintura le pudiera interesar o gustar a alguien que no fuera ella.


Kahlo, como figura icónica del pop mexicano es más conocida por su atormentada vida, llena de sufrimiento y dolor físico que por su obra. Fue más activista izquierdosa y comunista que feminista, bandera que nunca izó, Y que ha sido otro nicho donde se ha querido explotar a Kahlo.


Hasta se podría decir que sus fans son masoquistas, porque su obra posee una estética del dolor y el sufrimiento, aunque el de Frida es mucho más profundo e interno, no sólo el de su polio, su columna, parálisis y demás males.


Y es que todo ese lugar sagrado que hoy ocupa para el mainstream, es propiamente el de una marca cara y de diseño con copy right o pirata, lo mismo una mascada Hermés, que un morral del mercado de artesanías con su foto pintada a mano, y una larga lista de artículos y accesorios que cada día más, la convierten en parte de la cultura light o líquida en donde lo que más importa es que sea entretenida, divertida o cool.


Verdad es que Frida llevó una vida no convencional, y que tanto su obra como la de Diego se influyeron mutuamente, en realidad Kahlo es más “patrona mexicana” por su gusto por el arte popular mexicano de raíces indígenas, que inspiró a otros pintores mexicanos del periodo posrevolucionario.


Pero, "no tiene la culpa La Frida”, sino sus fans (y de quienes viendo el negocio la volvieron Vogue). Porque su obra no es para menospreciarse ni mucho menos, pero no es la única, ni la más importante, ni la de mayor impacto para el arte de nuestro país y del mundo.


Su producción visual es relevante, pero no es un parteaguas en la pintura nacional. Su obra es única y digna de estudio; pero no es el verdadero estandarte de la cultura de nuestro país ya que ésta no se limita a una sola manifestación. Mucho menos la única pintora a conocer por los turistas que hacen filas y filas afuera de la Casa Azul, en donde ni pinturas de Frida hay y sus ajuares personales y domésticos parecen ya más de Disney. Siempre que paso por ahí y los veo, les grito ¡Váyanse al MUNAL o Antropología! (si es que quieren conocer México).


Al hablar de pintura en México, pensemos además en nombres como María Izquierdo, Carmen Mondragón (Nahui Olin), la misma Lola Álvarez Bravo, Aurora Reyes, la primera muralista mexicana, Lilia Carrillo, la única mujer del movimiento artístico de “la ruptura” o algunas más universales como Remedios Varo y Leonora Carrington, entre muchas otras, más o menos contemporáneas de Kahlo o posteriores, que han marcado el escenario pictórico y artístico de México.


Frida está sobrevalorada por culpa de un público poco crítico. De una perspectiva idealizada, ficcionada y mercantilizada hacia su legado, como ocurre en las sociedades del entretenimiento y la cultura líquida.


La marca Frida focaliza su posicionamiento en una egolatría maníaca y una relación amorosa, que no es tan disruptiva como se cree, y en las docenas o cientos de aventuras vengativas sobre Diego, donde el equity es el escándalo, más que su labor profesional.


Así, la marca nos da el drama, siendo México, se diría melodrama, que sería mejor lo surreal; nos ofrece una heroína de novela más que el arte vivo y descarnado de Kahlo. La marca Frida vende la artificialidad de su personaje para hacerlo aún más vendible y patriótico.


El fandom de Frida lo constituye su adoración a una mujer victimizada más que a una mente creativa; le respetan por haber pintado postrada en una cama más que por las pinturas en sí. Sobre todo, por quienes no saben ni que quiere decir postración.


La marca Frida ofrece emocionales de casi una “Dolorosa” en sus cuadros (rodeada de colores llamativos y estridentes a lado de monos, loros y flores), que no nos dejan ver las propuestas y deliberaciones verdaderas de Frida desde su pincel.


Desde los 80s y 90s la Kahlo se volvió la Madonna de Coyoacán, con versiones en cine, circuitos pseudo culturales, líneas de ropa y artículos, hasta perfomances inmersivos en plena pandemia. Todo esto no ha dejado ver con claridad la verdadera propuesta y significado de Frida en la pintura y las artes de nuestro país.


Pero, Kahlo no es la única sobrevalorada, así como Frida, hay otros pintores y artistas sobrevalorados que seguramente le gustan a la gente y con millones de seguidores, y que así seguirán, admirados. Esto es solo para ubicar y reconocer los lugares verdaderos, hacer un poco de justicia y para una mejor apreciación del arte. Vengan los linchamientos.


Este link muestra una semblanza documental de Frida.

tráiler de película Frida (2002) de Salma Hayek, que puedes ver en Netflix.






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