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MEXICANOS AL GRITO DE QUÉ...

El 15 de septiembre de 1854, hace 168 años, en solemne función se cantó por primera vez nuestro Himno Nacional en el teatro Santa Anna; completamente iluminado con luces de colores y palcos adornados con flores, en la hoy Avenida 5 de Mayo del Centro Histórico, a un lado de Catedral.


Durante la época Colonial esta calle se mantuvo fuera del ajetreo novohispano y era un sitio barato para alojarse, tanto que se pobló de artesanos que trabajaban el henequén, por lo que se le llamó calle de “Mecateros”.


Fue ya en la Independencia, hasta el gobierno de Antonio López de Santa Anna (1839-1847) cuando se consideró esta calle como sede para albergar a un teatro de grandes dimensiones llamado el “Gran Teatro Nacional” o “El Gran Teatro de Santa Anna” como fue conocido en aquella época.


Aunque se cantó desde ese 15 de septiembre de 1854, nuestro Himno Nacional, uno de nuestros tres símbolos patrios, junto a la bandera y el escudo nacional, solo se hizo oficial a partir de 1943, por un decreto de Manuel Ávila Camacho, Presidente del país de 1940 al 1946, quien ordenó modificar la versión original.


Pero es hasta 1984 cuando se oficializó por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado a las cuatro estrofas y un estribillo, como lo conocemos hoy en día, con el fin de hacerlo más fácil de interpretar (aunque muchos ni eso se saben) y desde entonces su uso es regulado por la Secretaría de Gobernación. Quien hoy, hasta multa pone a quienes se atrevan a parafrasear o “memear” las estrofas de nuestro hermoso himno o alterar la bandera y escudo y los colores, según entiendo para uso comercial.


El himno fue creado a partir de una convocatoria del entonces presidente Santa Anna, a través del Diario Oficial. Se solicitó primero la creación de la letra y después la composición musical. Sus estrofas y estribillo fueron compuestas por el poeta Francisco González Bocanegra en 1853, y su música por el español Jaime Nunó, al año siguiente.


El himno original está compuesto por diez estrofas, las estrofas recortadas hacían referencia a Santa Anna y a Iturbide (que se asumían como héroes nacionales); quedando cuatro estrofas y un estribillo: las estrofas I, V, VI y X, de la versión original. Y su nombre o título oficial es “Mexicanos al grito de guerra”.


En su narrativa, nuestro himno es un poema musical lírico que enaltece las virtudes de los triunfos de México en las batallas, así como la importancia de la defensa de la República (cómo la que necesitamos hoy de los militares en las calles).


Habla de la situación convulsa de México en el siglo XIX, cuando el país se enfrentó a constantes conflictos por su libertad.


El coro es un llamado a la batalla y una invitación a los mexicanos a luchar por sus derechos y por la nación. La frase, “el acero aprestad y el bridón”, refiere a la lanza y espada que deben estar siempre listas para enfrentarse a los enemigos, así como a los caballos de batalla (bridón) que acompañan la justa.


Al parecer la versión reducida, habla más de guerra y defensa que de derechos y obligaciones como lo hace la Marsellesa francesa sobre la igualdad, la libertad y la fraternidad.


En la frase, “más si osare un extraño enemigo (que no es un héroe patrio llamado Masiosare) profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! Que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”, refiere a que si algún enemigo trata de invadir el territorio nacional será enfrentado por el pueblo que defenderá a la nación.


Que en el 68 los estudiantes bien modificaron en “una cárcel para cada hijo te dio” cuando el poder represivo del estado (manifiesto en “La Changa”, Díaz Ordaz) era el “extraño enemigo”, título muy bien puesto a la serie “Un extraño enemigo” de 2018, de Amazon Prime Video, sobre este movimiento estudiantil del 68 y la matanza de Tlatelolco, dirigida por Gabriel Ripstein, hijo del gran Arturo Ripstein. Y parece que hoy también tenemos un “extraño enemigo” viviendo al estilo de Santa Anna en el Zócalo.


En un sentido más amplio (y a ojos actuales no del XIX en que se escribió) el “más si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo, piensa ¡oh Patria querida! Que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”, se puede referir la solidaridad espontánea del mexicano, cuando vemos en los grandes momentos de desgracia masiva, como en los sismos del 85 y 2017 (muy próximos a remembrarse con un simulacro el 19 de septiembre) o en los desastres naturales (como los de cada año en Tabasco) a la gente ayudándose mutuamente, y es la sociedad civil quien se desborda antes que el propio Estado.


Aunque en esta pandemia de Covid 19 no hemos visto mucha de esa solidaridad típica del despertar social de esos momentos graves de la tragedia mexicana y mundial esta vez. Es más, ya hasta pasó ¿qué no?


Aunque no hay un ranking mundial, varios historiadores han fijado al himno de México entre los más bellos del mundo. Lo posicionan como el segundo más bonito después de la Marsellesa, de Francia. ¿Ustedes que opinan?


Si bien el calificativo “bello” siempre será relativo, lo más cercano a un “ranking” al respecto es una publicación del semanario inglés The Economist que, a pesar de que otros medios lo toman como una clasificación, en realidad se trata de una playlist que acompaña un artículo sobre nacionalismo.


Según The Economist, México (para variar) no llega al top ten de himnos bellos:

1.-Sudráfrica

2.-Rusia

3.-Uruguay

4.-Brasil

5.-Ucrania

6.-Japón

7.-Israel

8.-Nepal

9.-Alemania

10.-Estados Unidos

Opinen sobre este ranking y que nuestro himno queda fuera.

¿Dónde piensan dar el “Grito” y cantar nuestro bello himno nacional este día? Sólo hay que esperar no se haga literal el “Retiembla en sus centros la tierra” por aquello de septiembre y los sismos.

Escuchemos en este link nuestro himno nacional interpretado por la Orquesta Sinfónica del IPN.


En este link de spotify está el top ten de himnos más bellos del mundo





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