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The Fabelmans

Todo un drama del coming age o del crecimiento, semi-biográfica o biografía “ficcionada” con el personaje “ficticio” de Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle) un joven aspirante a cineasta, que claramente representa al alter ego del director de cine que más Óscares ha ganado, Steven Spielberg.


Podríamos considerar este film como la gran confesión de Spielberg sobre el origen de su pasión y obsesión por el cine y sus eternos temas, como los trenes, las guerras, los judíos, lo fantástico, las aventuras, la tecnología, y uno que otro avión, y por supuesto, “los horizontes”, todos tópicos de sus películas más importantes.


Y es precisamente ese secreto del horizonte, que le aconsejara el consagrado John Ford al joven aprendiz Sammy (Spielberg) el que lo marcó como realizador, y tanto, que después de 5 décadas sigue acordándose de ese encuentro, y está pendiente de su cámara para que el “horizonte” sea depositario de su álter ego.


Debo acotar que Ford (en cameo de David Lynch dentro de la película) fue un prolífico productor del Hollywood Clásico, que pasó del cine mudo al sonoro, ganador del Oscar a mejor película por la que para mí es su obra maestra, “Las viñas de la ira” (1940) adaptada de la novela de John Steinbeck (uno de los padres del boom literario latinoamericano) y de otras grandes producciones que ya forman parte del ADN del cine norteamericano.

Para Spielberg, el horizonte va más allá de un tema de perspectiva cinematográfica o de recurso técnico del cine. Es esa frontera casi invisible entre la verdad y la ficción, (como si ambas no fueran inseparables) esa mezcla entre ficción y realidad lo que le permite a Sammy-Spielberg dedicarse al cine y encontrar ahí su verdadera vocación. Además de expiar culpas y evadir conflictos personales y familiares.





Y aquí es un poco como decía Gabo (García Márquez) “la vida es de lo que uno se acuerda y como se acuerda para contarla”. Lo de menos es, si es literalmente biografía, lo relevante es cómo se presenta y cómo se cuenta, en el caso del cine, es el modo en que se acomodan esas imágenes una tras otras (en movimiento) ya ninguna imagen es inocente, y todas dicen algo, aun cuando el espectador se niegue a verlas. Algo así como el subtexto del cine o meta-texto.


En la cinta, es justo un film casero de Sammy lo que le revela un oscuro secreto de su madre que él bien guarda, y hacer cine se vuelve lo mismo un modo de refugio o escondite que un acto de venganza o de odio y no sólo hacer cine, sino cualquier trabajo creativo.

Es cuando Sammy descubre el terrible secreto de su familia, cuando explora el poder del cine y este le ayuda a ver la verdad. Se refugia más en él y se salva así mismo y a su familia, contando historias.





Y se podría decir que con el paso del tiempo y al hacerse un gran cineasta, del tamaño de la superproducción, de lo aparatosa, grandiosa y hasta épica que sea la película, será el trauma o conflicto a solucionar o sanar.


Pero es justo de éste modo que el director nos da su propia versión del mundo a través de la creación imágenes y jugando un poco a ser Dios, como el escritor lo hace con la literatura.

Y ese es el mejor asset de The Fabelmans para ganar como mejor película, el poderoso tópico que gusta a Hollywood y que bien premia: honrar al cine hablando del cine con nostalgia, con vocación y sentido de pertenencia total (al estilo Cinema Paradiso).


Vivir la experiencia de crear cine, pero también de verlo, el ritual y el mito del séptimo arte per se; que recrea esa magia y capacidad inédita del cine para hacernos sentir, precisamente eso, la magia, la ensoñación y todas las emociones, que sólo ahí se provocan, pero sobre todo, la ineludible tarea del creador para contar historias. Que es casi como una maldición, como esa maldita manía de escribir.



Con espíritu de frivolidad también se puede decir que Los Fabelman es un capricho que le faltaba cumplirse como director consagrado a Spielberg, así como Iñarritu lo hizo con Bardo para burlarse de todos, de los mexicanos, de los españoles, de los gringos y de sí mismo y que tal vez por eso La Academia no lo nominó más que a Fotografía por faltarles el respeto.


Sammy-Spielberg nos dice que el cine es una forma del arte de escapar y evadir, y en eso su madre (Michelle Williams) es una gran maestra. Pero, así como para el creador es una forma de fuga, para el espectador también, y ahí las salas de cine cobran relevancia, porque son el pretexto perfecto para dos o más horas de evasión o de simple entretenimiento ¿O es lo mismo ver las pelis en plataformas streaming?


El otro gran mentor de Sammy será su tío Boris (Judd Hirsch) la oveja negra de la familia por “dedicarse al arte”, el domador de circo loco que regresa para el velorio de la abuela (su hermana) y quien le dice que el arte le comerá la cabeza como lo puede hacer el león en su acto circense cada vez que mete ahí su testa. “el arte te dejará sólo en el desierto” pero valdrá la pena.



Sammy lo negará y dirá que no, y como todo héroe que se niega a su llamado, habrá de volver por la necesidad o en contra de su voluntad porque simplemente no puede dejar de hacerlo, para eso nació, ese es su destino inevitable, lo postergue o lo deje de lado un rato, siempre volverá.


Sus 7 nominaciones al Oscar son además de mejor película, para mejor actriz, actor de reparto, mejor director, guion original, banda sonora y diseño de producción.


En los Golden Globes ganó mejor película dramática y mejor director y fue nominada en mejor actriz de drama, banda sonora y mejor guion.


Los Critics Choice Awards le dio 10 nominaciones, a mejor película, mejor actriz, actor secundario, mejor reparto, mejor director, mejor guion original, mejor fotografía, diseño de producción, y banda sonora y solo ganó mejor actor joven con Gabriel LaBelle, como el protagonista joven.


En BAFTA brilló por su ausencia, solo estuvo nominada a mejor guion original, por lo que tiene buena posibilidad en el Oscar, a mejor película, director, guion original y posiblemente fotografía.


En SAGs estuvo nominada a mejor reparto de cine y mejor actor de reparto, por lo que puede pelear bien a mejor película.


Si Hollywood quiere premiarlo lo hará, por su trayectoria y talento, y porque esta peli es precisamente sobre la necesidad imperiosa de los cineastas de hacer cine, y eso para la Academia es laurearse a sí misma y alardear un poco como si hubiera necesidad de justificar la necesidad del cine.




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